jueves, 21 de abril de 2011

Balmaceda: ¿Dictador y Asesino?

por José G. Martínez Fernández.

(Publicado en el año 2008 en varios diarios digitales su lectura ha alcanzado decenas de miles de visitas)

Un historiador de izquierda dijo a una revista hace un año: "O,higgins, Portales,
Alessandri y Balmaceda, nunca fueron demócratas, eran dictadores y asesinos al igual que Pinochet". Esta tesis va contra toda una teoría de la izquierda chilena que ha considerado a Balmaceda como el más grande Presidente de Chile, homologándolo con Allende.


Antes de morir, el 23 de septiembre de 1973, y fresco aún el dolor que le había cau-
sado el golpe militar y la muerte de su amigo Salvador Allende Pablo Neruda dijo: "Chile tuvo sólo dos grandes presidentes: Balmaceda y Allende". Y hace poco tiempo la revista Punto Final puso en su carátula las palabras de un personaje que olvido, que señaló que la obra de Allende, por su breve paso por el palacio de Toesca, era mayor a la de Balmaceda.
Sucede que para la mayor parte de la gente de izquierda Balmaceda es un Presidente respetable. El gran suicida de 1891 fue el gestor de una obra social que lo llevó a enfrentrarse con la más alta aristocracia, tal como había sucedido con O'higgins setenta años antes.
Y si bien es cierto que durante la parte final de la administración balmacedista se
produjeron juicios rápidos y fusilamientos de conjurados, ellos obedecieron a la lógica de salvar al gobierno de esos elementos que estaban preparando un derramamiento de sangre mayor, como se puede deducir de la Guerra Civil de 1891.
Por ello las siguientes palabras me sorprendieron y molestaron. Fueron publicadas en el número 122 de la revista El Periodista (26 de enero de 2007). En una entrevista realizada por Susana rojas al historiador Gabriel Salazar, hombre de izquierda y ganador del Premio Nacional de Historia 2006, este señor dijo lo siguiente:
"Personalmente, siempre que participo en alguna actividad, esclarezco que O'higgins, Portales, Alessandri, Balmaceda, a pesar de todo nunca fueron demócratas, eran dictadores y asesinos, al igual que Pinochet".
Esta aseveración es burda. Analogar dos de ellos con Pinochet es una infamia. Una
infamia y ello porque las muertes por lucha de poder, que son pocas, durante el gobierno de O'higgins; las muertes durante el gobierno de Balmaceda, que son muchas más, se explican por los intentos de sus rivales de tratar de obstaculizar primero la Independencia de Chile y luego poner innumerables problemas a un gobierno de avanzada social para su época.
Las víctimas, en ambos casos, son figuras importantes; pero nadie puede ignorar que en el caso de O'higgins existió complot para matarlo, y en el caso de Balmaceda se dio un hecho similar.
A ambos gobernantes se les llenó de injurias y, sin embargo, esa prensa amarillenta, No fue cerrada, como en la época de pinochet. Por ello decir que ellos nunca fueron demócratas es de alta testarudez.
Cada hombre es producto de su momento, de su posición y de las circunstancias que le rodean.
¿Olvida Gabriel Salazar los numerosos problemas vividos por O'higgins durante su
Admistración? Los supuestos baluartes de la libertad le hacían el juego aún a la monar-
quía española al mantener su actitud beligerante frente al Libertador: ejércitos realistas aún se mantenían en el país. El héroe de Chacabuco logró el fin de la mayoría de esas posiciones de la monarquía española. Incluso tras la abdicación de O'higgins, Chiloé seguía en manos de los españoles. Sólo durante el gobierno de Ramón Freire Chile se hizo de la isla, luego que el gobernante recibiera la advertencia de Simón Bolívar de que si nuestro país no tomaba Chiloé, lo harían sus tropas y Chiloé sería incorporado como parte del Perú. Freire también terminó en el exilio.
En el caso del presidente José Manuel Balmaceda Fernández, a quien Rubén Darío llamó "un liberal rojo", durante su mandato se dieron interesantes reformas sociales, se avanzó progresivamente, en especial en defensa de las riquezas naturales nuestras frente al intervencionismo económico inglés.
Balmaceda fue un progresista, un hombre de enorme valía intelectual, un caballero que contó, para su mal, con el odio de la aristocracia.
La vulgaridad de Salazar de calificarlo de dictador y asesino es comparable sólo al odio que esa aristocracia sentía por Balmaceda.
Cierto es que en el fundo Lo Cañas de propiedad del mayor enemigo de Balmaceda, Carlos Walker Martínez, el coronel Alejo San Martín, enviado por el general Barbosa, enfrentó a un grupo de conjurados jóvenes, hijos todos de la más rancia aristocracia.
Treinta de ellos murieron en el enfrentamiento, sin que ningún militar (de más de un centenar) resultara herido. Las decenas de sobrevivientes fueron fusilados tras rendirse. Entre ellos habían trabajadores de los conspiradores que eran fieles a sus patrones. Ahora bien, puede que se diga que Balmaceda es responsable de ese acto, y que la orden no vino de Barbosa ni de Alejo San Martín, sino que apunte la responsabilidad al mandatario. Podría ser: pero, ¿lo convierte en dictador y asesino el hecho de intentar salvar su gobierno y ser él mismo posible víctima de Walker Martínez y su grupo?
Un sobreviviente de la masacre fue arturo alessandri palma, quien años después, señaló que sus fines eran imponer "la más absoluta y despótica dictadura del congreso".
También estaban en el bando de los enemigos de Balmaceda los hermanos Edwards Ross (Agustín y Arturo). El primero era propietario de “El mercurio”, el segundo de “La época”. Y desde allí hicieron una guerra contra Balmaceda. Otros enemigos del presidente eran los Montt, aquellos de la misma familia del que sería el responsable de la masacre de la Escuela Santa María de Iquique.
Por ello vulgarizar a Balmaceda como antidemócrata y asesino raya en lo miserable.
Un historiador que ha estudiado a sectores proletarios, no podía dejar de ver el aporte que Balmaceda hizo a este pueblo llamado Chile.
Gabriel Salazar falsificó parte de la historia y cometió un grave error de omisión.
La falsificación la hemos tratado de explicar en el breve espacio de esta crónica.
Ahora la omisión es obvia: acusa a los cuatro nombrados de "asesinos" y los compara con pinochet, pero omite a estadistas que cometieron crímenes durante sus mandatos: Germán Riesco, Sanfuentes, Carlos Ibáñez y varios otros homicidas que mataron a luchadores sociales, gente de diferentes tintes ideológicos (incluida gente de derecha y homosexuales) y a gentes del pueblo y peor todavía: omite el nombre de Pedro Montt, homicida múltiple, que dejó un regadero de sangre en Iquique.
Esto señala una visión sesgada de la historia. Esto indica, además, que Gabriel Salazar no tocó a algunos inmaculados -para él- nombres de criminales históricos.
¿Por qué?
Gabriel Salazar ganó el Premio Nacional de Historia el 2006.
En el intertanto, el gran historiador Luis Vitale, no lo ha ganado y no lo ganará;
porque se mantiene más consecuente que nunca frente a los enemigos reales de chile. Crítico de los personajes que marcaron suciamente la historia de chile, ha sido un crítico, también, de aquellos que habiendo estado, durante la UP, por un cambio violento e irracional de la estructura política chilena, hoy gozan de los beneficios que les da el hecho de estar en los aparatos de gobiernos concertacionistas.
Salazar no ha tocado a esos personajes.

domingo, 17 de abril de 2011

LUCIANO CRUZ: UN REVOLUCIONARIO CASI OLVIDADO

por José G. Martínez Fernández.

(Artículo publicado el año 2008 en varios medios digitales y que ha tenido -hasta hoy- decena de miles de lecturas)

La historia oficial, aquella de los textos de estudio, a veces nombran a Luciano Cruz y a Miguel Enríquez, pero, en su visión conservadora, aparecen ambos como apologistas de
la violencia sin objetivo. Miguel Enríquez ha sido justamente rescatado por otros investigadores en su verdadero aporte a la lucha popular. Sin embargo se ha olvidado a Luciano Cruz.


Antes del gobierno allendista y en su génesis existió en Chile un estudiante de Medicina de la Universidad de Concepción que era un revolucionario. Ese estudiante era hijo de un alto oficial del Ejército que se llamaba Pedro Mario Cruz y de quien no sé cuándo y cómo murió. Alguna vez alguien me dijo que fue enterrado como un militar y que murió durante la dictadura. No sé si será cierto lo primero. El apellido materno de Cruz era Aguayo. Era nieto de latifundistas, abuelos que adoraban al niño.

Ese niño, convertido en joven, se hizo militante de las JJCC. Fue un líder muy destacado en
la enseñanza media de la ciudad penquista y en la Universidad fue presidente de la FEC.
Se integró al MIR desde su surgimiento junto a jóvenes provenientes de la FJS como los hermanos Miguel y Edgardo Enríquez.

El MIR, según Luis Vitale, tuvo como fundadores no sólo a los tres citados y otros baluartes
como el Dr. Sotomayor y el sociólogo Andrés Pascal Allende, sino que a figuras relevantes
del sindicalismo como don Clotario Blest Riffo y al mismo Vitale junto al Dr. Sepúlveda, quien habría sido el primer jefe del movimiento.

En un encuentro del MIR se produjo una inclinación mayoritaria de apoyo a Luciano
Cruz, para que ocupara la dirección; sin embargo otros señalaron que Enríquez debía ocuparla. Enríquez venía llegando de Cuba. Frente a la intensidad del debate, Cruz produjo la unión permitiendo la elección de Miguel.

Luego se hizo una votación universal de los más de 200 reunidos en la que Luciano
Cruz tuvo una votación casi total. Me parece que sacó apenas uno o dos votos menos del universo total de sufragios.

La votación hablaba a las claras cómo Luciano prendía en las bases del movimiento. En las
zonas carboníferas y en las campesinas Cruz era muy querido, tanto que en la lucha del
campo sus trabajadores marchaban al grito de "Luciano, Guevara, el pueblo se prepara".

Su importancia sería evocada años después, inmediatamente tras el Golpe de Estado, en un libro llamado "Proceso a una traición" del periodista Ricardo Boizard, Picotón, que
en dicho texto justificó burdamente el golpe y contó la historia de los supuestos traidores de la FACH donde, me parece, nombró también a Alberto Bachelet. Digo: "su importancia sería evocada" porque en la carátula del libro figuraban cinco personajes: Fidel Castro, Salvador Allende, Luis Figueroa, Carlos Altamirano y LUCIANO CRUZ.

Otro hecho que habla de la trascendencia del líder es un texto de dos periodistas que escribieron "Miguel Enríquez, el rebelde de la burguesía". En ese libro hay un capítulo completo dedicado a Cruz. Allí el historiador Luis Vitale cuenta la historia que le habría
narrado un importante miembro del gobierno de Castro. Dice que estando el líder cubano
junto a un grupo de personas se enteró de la muerte de Luciano Cruz. Castro, entre triste
y ofuscado, lanzó su vaso con no sé que bebida o licor contra una pared y dijo: "Ha muerto mi hombre en Chile".

El gran líder murió a comienzos de agosto de 1971 (no recuerdo el día exacto). Aquella noticia la supe cuándo viajaba en un camión desde Arica a Santiago para ahorrarme las pocas monedas que tenía. Una radio señaló que Cruz había muerto asfixiado en un departamento de Santiago.

Un instante me quedé mudo. ¿Había muerto realmente Luciano Cruz? Cuando salí del
bloqueo le dije al chofer quién era Luciano. Me miró con cara de espanto. El hombre, un
asalariado, me señaló que qué le importaba a él Luciano.

De allí en adelante la cosa se puso fea. El individuo me empezó a hacer imposible las horas. Y más allá provocó una discusión, que la que me dejó “tirado” en plena carretera. Quedé en un lugar desconocido. Pampa, desierto. Caminé sin destino, hasta que horas después divisé un servicentro. Allí relaté mis problemas de abandono a trabajadores del lugar. Y me ubiqué: estaba cerca de Antofagasta. Yo tenía un tío en Chuquicamata.

Conversé con varios choferes. Uno de ellos iba hasta Calama y me llevó. Lamento no haber
preguntado su nombre para agradecerle. De Calama me fui a Chuqui. La historia de mi salida del camión le causó entre risa y rabia a mi tío.

Al día siguiente me embarqué a Santiago. Y aunque desee llegar al funeral de Luciano Cruz,
eso ya no era posible. Alojado en una humilde residencial, cercana a la Estación Mapocho,
pude contemplar las paredes de viejos edificios llenos de murales con el rostro de Luciano y su mano en alto con la leyenda que decía, me parece: "Luciano, hasta la victoria siempre".

El funeral de Luciano fue el más grande de esos años. Días después de su muerte se suicidó su compañera, una profesora universitaria cuyo nombre, ahora, no recuerdo.

Cuando llegué a Arica en uno de los folletos que editaba en aquel tiempo le hice un homenaje al héroe. Recuerdo claramente que el entonces importante dirigente regional del MIR, Sergio Vásquez Osorio, me agradeció ese artículo.

Quise, por otra parte, hacer una denuncia, en ese mismo folleto, de la situación vivida con el chofer, pero mi amigo Florencio, se opuso a ello.

Yo recuerdo esos años de luces y sombras, de inquietudes sociales enormes, de batallas
duras, de justicias e injusticias; pero lo que más recuerdo es la figura de este joven que murió a los 27 años.

A su tumba, como a la de otros grandes hombres, en el Cementerio General, suelo ir de vez en cuando. Está sepultado a una cuadra de donde estarían los restos de Manuel Rodríguez.
(Por informaciones recientes me he enterado que Rodríguez no está allí, sino que en ese lugar está el cuerpo de otra persona).

Yo le recuerdo mucho y desde hace años he tenido la intención de hacer una investigación más exhaustiva sobre Luciano Cruz Aguayo. Tenía varios documentos sobre él, pero en un allanamiento a mi propiedad en 1987, se perdieron. El proyecto era un libro.

Será tarea futura entrar en la vida de esta figura que merece ser rescatada; elevada al lugar que le corresponde.

Los trabajadores del campo y la ciudad de los convulsionados sesenta-setenta aún le debieran recordar.

jueves, 14 de abril de 2011

LA HISTORIA OLVIDADA DE CHILE

La historia oficial de Chile tiene el mérito de ser, mayoritariamente, una gran farsa. Está creada por y para los intereses de políticos, empresarios, jueces y similares. Todos ellos, en su conjunto, han mentido.
Son pocos los hechos de nuestra historia que calzan con la realidad o se acercan a la realidad.
Los responsables, dijimos, son los bandidos que visten de políticos, de empresarios, de jueces y otros sujetos parecidos.
Este BLOG tendrá como destino rescatar aquellos hechos que la historia de Chile ha callado o distorsionado.
No será una historia relatada en forma cronológica; ésta será conformada por artículos y otros textos que hablan de personajes y hechos poco o nada contados por la historia chilena, como señalamos arriba.

Esa será la misión de:

LA OTRA HISTORIA DE CHILE.

José G. Martínez Fernández.
Fundador-director del Blog.
Santiago de Chile, 14 de abril de 2011.