viernes, 12 de julio de 2013

MASACRE DE OBREROS EN TARAPACÁ EN 1925

La Rebelión y masacre obrera de junio de 1925


La rebelión y masacre obrera de 1925
(Epifanio Flores, publicado en DIARIO 21 de Iquique, el 9 de junio de 2008)

Iquique se conoce a nivel internacional por relevantes e distintos hechos heroicos, como lo fue el combate naval del 21 de mayo y la masacre de la escuela Santa María del 21 de diciembre. Pero en la pampa de Tarapacá se produjo otro hecho histórico que se inscribe entre las grandes gestas obreras, curiosamente desconocido por muchos nortinos y extrañamente apartado como objeto de estudio por parte de nuestros historiadores. Efectivamente, pues fue un 4 de junio de 1925 que se inicia en la pampa de Tarapacá una represión a gran escala que culmina en una tremenda matanza perpetrada por el Estado chileno, ejecutada por el ejercito, y bajo el gobierno de Arturo Alessandri Palma.
Ante la secuela de efectos dañinos a la población obrera provocada por la crisis salitrera, a comienzos del año 1925 se producen sendas huelgas en la pampa y el litoral. La Federación Obrera de Chile, la FOCH, demanda la nacionalización de la industria salitrera y la cancelación de la personería jurídica de la patronal Asociación Salitrera, entre sus principales puntos. El intendente de Tarapacá, Recaredo Amengual, procede enviando escuadrones militares a ocupar ciertos centros de la pampa, al tanto que pide al gobierno el envío a Iquque de buques de la Armada. Al culminar satisfactoriamente al menos en aumentos salariales para los obreros una reciente huelga, el intendente Amengual y el general Florentino de la Guarda, desatan una operación de escarmiento selectiva hacia los dirigentes de la FOCH. Proceden primero con la clausura de los diarios “El Despertar de los Trabajadores” y “El Surco” en Iquique y con la detención de casi todos los dirigentes de los consejos de la FOCH, desde Pozo Almonte hasta Huara, siendo todos transportados durante la noche en tren hacia Pisagua. Luego, el 2 de junio de 1925 el gobernador de Pisagua, capitán Alberto Labbé, dispone que los 32 dirigentes de la FOCH llegados detenidos a ese puerto sean embarcados en el vapor “Mapocho” y en dirección hacia Valparaíso. Por su parte Amengual envía a Pisagua a la cazatorpedera “Linch” para reforzar la arbitraria operación.
Enfrentados a esta provocación, la FOCH se ve empujada a declarar la huelga general de 24 horas para el 4 de junio de 1925 y en solidaridad con los deportados.
Diversas escaramuzas y provocaciones policiales y de los salitreros dejan algunos muertos entre civiles y dos guardias policiales, acentuándose la represión. Los obreros proceden a ocupar las oficinas salitreras armados con dinamita y algunas escasas armas. Ante la detención de los principales dirigentes de la FOCH lidera el alzamiento el dirigente obrero Carlos Garrido, quién montado en un caballo blanco es la cabeza visible de la rebelión obrera. Son tomadas las oficinas Coruña, Argentina, Esmeralda, Felisa, Campamento Barrenechea, Resurrección, San Enrique, Maroussia, etc. Las fuerzas del ejército al mando de Acasio Rodríguez rodean las oficinas, en especial la oficina Coruña donde tiene su cuartel general Carlos Garrido, e inician un inmisericorde bombardeo hasta agotar la resistencia de los alzados y ejecutar atrozmente al líder obrero de la rebelión.
Tal como aconteció con la masacre de la escuela Santa María y otras, no es posible determinar una cantidad aproximada de obreros asesinados. El general de la Guarda informó de 59 muertos; informes ingleses lo situaron entre 600 y 800. La memoria colectiva habla de miles de muertos, tanto en los enfrentamientos, la posterior masacre y fusilamientos masivos; así como los ejecutados en el trayecto desde la pampa a Iquique y en el Velódromo de nuestra ciudad, que sirvió por meses de campo de concentración de los obreros prisioneros.
Hasta el año 1947, fecha de la instauración de la Ley Maldita que persiguió a los dirigentes sindicales, se les rendía un homenaje a los obreros caídos en esa masacre. Donde fueron sepultados los obreros de la oficina Maroussia existía un monolito. En la fosa-pique donde fueron lanzados los masacrados en la oficina Coruña existía una placa recordatoria. Llegó el momento que los trabajadores del norte reivindiquen la memoria de estos obreros caídos y ese rol por continuidad histórica le corresponde a la CUT.

Epifanio Flores.
Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique

(Tomado de medio digital iquiqueño del año 2008)