lunes, 9 de noviembre de 2015

FUEGUINOS EXHIBIDOS COMO ANIMALES EN PARÍS


Selknam llevados a París por Maître en1889.

Fueguinos en los zoológicos humanos


París, 1881: En septiembre de 1881, once fueguinos fueron exhibidos en el Jardín de Aclimatación, no se tiene claro si eran alacalufes oyaganes. Habían sido raptados en las costas del estrecho de Magallanes por Johann Wilhelm Wahlen, marino alemán. En los primeros días, la hija menor de uno de ellos murió. Luego de París fueron exhibidos durante tres semanas en Berlín, donde los alojaron en el recinto de las avestruces. La gira siguió rumbo aLeipzigMúnichStuttgart y Núremberg. Para entonces ya se encontraban bastante enfermos y camino a Zúrich murió una mujer apodada Grethe, la salud del resto del grupo estaba tan frágil que debieron cancelarse todas las presentaciones en Suiza.3 Fue en este momento cuando el empresario Carl Hagenbeck intervino y envió de regreso a Punta Arenas a los cinco sobrevivientes de la gira, ya que el responsable de llevarlos había dado un depósito de garantía por los indios. En el viaje murió el último, apodado Andrés. Así es cómo regresaron tan solo cuatro de los once.
En la representaciones que hicieron de este grupo, nada hacía señalar que eran canoeros, si no todo lo contrario, los representaron como nómades terrestres.
La presentación, representación e interpretación, lo que el ojo veía era lo que la mente pensaba, así la mente estaba gobernada por los sentidos. Las fotografía tomadas y los grabados e ilustraciones realizados a partir de aquellas exposiciones fueron tomadas como verdaderas y adquirieron carácter científico con enfoque antropológico.
París, 1889: Desde el 6 de mayo hasta el 31 de octubre se celebró en París el centenario de la revolución en una Exposición Universal. En el marco de la celebración de igualdad, fraternidad y libertad, se exhibieron once indígenas selknamMaurice Maître4 raptó en la bahía San Felipe a toda una familia, a quienes llevó atados con cadenas. De los once, dos murieron en el viaje.
Fueron presentados tras rejas como caníbales, todas las tardes les arrojaban carne cruda de caballo y los mantuvieron sucios y sin posibilidades de higiene, para que tuvieran la apariencia de salvajes, todo para obtener beneficios comerciales. Ante las inhumanas condiciones de la exposición la S.A. Missionary Society comenzó a exigir la liberación y el retorno de esta familia a Tierra del Fuego. Fue tal la presión que obligó a Maître a cancelar la gira por Inglaterra y se fueron a Bélgica.5
De los once selknam solo siete llegaron con vida a Petit-Carmes en Bélgica. Una vez en Bruselas fueron exhibidos en el Musée du Nord, el cual ofrecía una amplia variedad de atracciones, desde equipos electrónicos hasta obras de teatro con actores enanos. Fue en este contexto que el grupo de siete selknam fueron encarcelados por la policía belga en la sección de extranjeros. Tras este episodio, Maître y el grupo de selknam, volvieron a Inglaterra desde donde se embarcaron de regreso a Tierra del Fuego. De los once regresaron seis.6

Mapuche en los zoológicos humanos[editar]

París, 1883. Mapuche En junio dos familias de Mapuche fueron exhibidas en el Jardín de Aclimatación: un grupo de seis hombres, cuatro mujeres y cuatro niños. Fueron llevados hasta el lugar por el alemán Richard Fritz y según los registros había participado en un guillatun en la comunidad de estas familias, lo que indica un nivel de cercanía, por ende que no fueron llevados hasta Europa por la fuerza. Durante la exposición en París la representación se hizo a través del juego del palín y por el uso de sus instrumentos, sobre todo por el sonido de la trutruka. Después de París, la gira continuo rumbo al zoológico de Berlín y a una feria navideña en Hamburgo y en el palacio de la moneda (Chile). En términos etnográficos, la Sociedad de antropología de la metrópoli belga, recalcó en numerosas ocasiones lo reacios que eran para ser medidos y fotografiados para fines científicos.7

El legado de los zoológicos humanos[editar]

Campamento Tuareg en la exposición de 1907 en Paris.
El concepto de zoológico humano no ha desaparecido completamente; a pesar de la "Declaración Universal de los Derechos Humanos" de1948.
Una ciudad congolesa se inauguró en la Exposición General de primera categoría de Bruselas (1958) o Expo 58.8 Una aldea africana fue inaugurada en el Zoo de AugsburgoAlemania en julio de 2005.9
En agosto de 2005, el London Zoo exhibió a participantes voluntarios desnudos.10
En 2007, el Zoo de Adelaida corrió una «Exhibición de Zoo Humano» consistente en un grupo de gente que, como parte de un ejercicio de estudio, simulaban el encierro de un primate durante el día, y retornaban a sus hogares de noche. Los habitantes tomaban parte en varios ejercicios, con mucho de divertimento para los que miraban, que eran invitados a donar para nuevos encierros.

Véase también[editar]

Bibliografía[editar]

  • Zoos humains, obra colectiva bajo la dirección de Nicolas Blancel, Pascal Blanchard, Gilles Boetsch, Éric Deroo & Sandrine Lemaire - Paris, La Découverte, 2002
  • Báez, Chistian, Mason, P. “Zoológicos humanos. Fotografías de fueguinos y mapuches en el "Jardín de Aclimatación de París", siglo XIX”. Pehuén Editores, Santiago, Chile, 2006

(Texto tomado de la Enciclopedia virtual WIKIPEDIA).

sábado, 25 de julio de 2015

ASÍ LOS ESBIRROS DE PINOCHET ASESINARON A RODRIGO ROJAS DENEGRI Y DEJARON HERIDA A CARMEN GLORIA QUINTANA

Caso Quemados

El caso Quemados hace referencia a un episodio ocurrido el día 2 de julio de 1986, teniendo como contexto la lucha callejera contra el régimen militar de Augusto Pinochet enChile.
Un grupo de militares comandado por oficial Pedro Fernández Dittus, que patrullaba las calles en el marco de una jornada de protesta Nacional, interceptó y tras golpear, rocían con combustible y queman a dos jóvenes: Carmen Gloria Quintana y al fotógrafo Rodrigo Rojas De Negri quien trabajando para una agencia internacional seguía al grupo para fotografiarlo, luego les trasladan y abandonan en un sitio eriazo en Quilicura en la periferia de la ciudad. Rojas posteriormente fallecerá. El hecho, por su crueldad más las absurdas sentencias judiciales, motivó protestas contra el régimen tanto nacionales como internacionales, principalmente de Estados Unidos, lugar de residencia de Rojas.

Descripción de los hechos[editar]

Testimonio manuscrito de Carmen Gloria Quintana del atentado en su contra. Colección delArchivo Nacional de Chile..
La oposición a Pinochet tenía gran esperanza en que el año 1986 seria "El año de la victoria" y programó una serie de jornadas de protestas que debían coronarse en un gran paro nacional para el 2 y 3 de julio de dicho año. En todas las poblaciones los grupos políticos opositores se prepararon. La respuesta del gobierno fue enviar militares a patrullar las calles para mantener el control.
En el barrio de Los Nogales, en la comuna de Estación Central de Santiago, un pequeño grupo de personas que estaba preparando una barricada en un sector estratégico de la comuna durante la mañana del día 2 de julio. Esa mañana el fotógrafoRojas De Negri, quien trabajaba para una agencia internacional que cubría la noticia del paro acompañó al grupo. Las personas llevaban 5 neumáticos usados y un galón de gasolina. A las 8 de la mañana, fueron interceptados en Avenida General Velásquez con calle Hernán Yungue por una patrulla militar comandada por el teniente Pedro Fernández Dittus, la cual estaba compuesta por 3 civiles, 5 suboficiales y 17 soldados. La mayoría de los jóvenes lograron escapar menos Quintana y Rojas De Negri.
Los militares rociaron a los dos jóvenes con gasolina, y les prendieron fuego. Estando ambos jóvenes en llamas e inconscientes, miembros de la patrulla los envolvieron en mantas, los cargaron en un vehículo militar y los condujeron a un camino aislado en las afueras de Santiago, a más de 20 kilómetros de distancia. Allí, en una zanja de regadío los arrojaron y los dejaron para que murieran. Algunos trabajadores agrícolas los encontraron, y los jóvenes fueron llevados a un hospital público para su atención.
Quintana y Rojas De Negri fueron trasladados más tarde a otro hospital, pero Rojas De Negri murió cuatro días más tarde debido a la gravedad de sus heridas. Pese a las quemaduras de segundo y tercer grado que sufrió Carmen Gloria Quintana en un 62% de su cuerpo, con muchos dientes rotos (estuvo entre la vida y muerte durante semanas), finalmente sobrevivió.Quintana se sometió a un largo tratamiento médico en Chile y Canadá, pero todavía tiene cicatrices que la desfiguran a consecuencia de sus quemaduras.1

Resoluciones judiciales[editar]

Si bien la prensa oficialista y las presiones del gobierno primero intentaron negar los hechos y luego intentaron mantener la vigencia de la versión militar, los reclamos desde gobiernos y organismos de derechos humanos llevará a judicializar el asunto, se designó al juez Alberto Echavarría Lorca para investigar los hechos quien el día 23 dictaminó:
a) que Rodrigo Rojas De Negri y Carmen Quintana Arancibia fueron detenidos el día 2 de este mes por una patrulla militar que aseguraba el libre tránsito de vehículos, reteniéndoseles transitoriamente en el lugar de su aprehensión, uno al lado de la otra y próximos a elementos de fácil combustión, combustión que se produjo debido a un movimiento de la joven y la caída y rotura del envase de uno de esos elementos, causando quemaduras graves a los dos y originando posteriormente la muerte del primero; y b) que no se dispuso lo conveniente para la inmediata atención médica de los afectados, sino que se les dejó en libertad después de transcurridos unos momentos en un lugar y en condiciones no propicias para obtener esa atención.
Por esta razón, la resolución del juez fue dejar en libertad a los militares implicados. Según el informe de Amnistía Internacional de ese año, los testigos y los abogados de las víctimas recibieron amenazas de muerte (tres testigos debieron abandonar el país).2
Ante las críticas y presiones, un tribunal militar el 3 de enero de 1991 sólo encontró al oficial Fernández Dittus culpable de negligencia, por negarle asistencia médica a Rojas, pero le exoneró de cualquier responsabilidad en la incineración de Quintana.3
Sólo será en 1993, cuando la Corte Suprema condene a Fernández Dittus a 600 días en prisión por su responsabilidad en la muerte por quemaduras de Rojas De Negri y las quemaduras serias recibidas por Quintana. En octubre de 2000 un tribunal ordenó que el Estado chileno le pagara 251.7 millones de pesos a Quintana (sobre U$500,000) en compensación.

Reapertura del caso en 2015[editar]

En julio de 2015 el ministro Mario Carroza dictó siete órdenes de detención en contra de funcionarios militares involucrados en el caso. La aparición de Fernando Guzmán, como un testigo clave, quien fue uno de los conscriptos de la patrulla militar, brindó los antecedentes claves para avanzar en la resolución del caso. 4 5 Dicho conscripto reconoció que, en ese momento, fue presionado a dar una declaración falsa a la justicia militar. 6

El caso en la cultura popular[editar]

"Para Seguir Viviendo" (fragmento)

"(...)Las llamas que trae el viento
Y que mi sudor no apaga
Levantan una muralla
Con bencina y con metralla (...)
Rodrigo Rojas en llamas
Tu voz seguirá viviendo"
Illapu
  • El grupo musical chileno Illapu le dedicó la canción "Para seguir viviendo", inserta en el disco homónimo del año 1986.
  • El dramaturgo Francisco Aravena y la compañía Contragolpe se inspiraron en este dramático episodio para crear la obra teatral “General Velásquez 86”. Elaborada en clave documental la obra intenta mostrar "las múltiples voces que contaron la historia: los implicados y testigos, las autoridades político-militares, el poder judicial y los medios de comunicación".9

(TEXTO TOMADO DE WIKIPEDIA).


    martes, 14 de julio de 2015

    ASESINATO DE 15 MAPUCHES POR CARABINEROS

    Matanza de Forrahue: 15 mapuche asesinados por Carabineros en recuperación de territorio



    Oct 27, 2012

    Por: Salvador Rumian Cisterna (Millalikan)

    Un 19 de octubre de 1912, a eso de las 5 y media de la mañana, salió desde Osorno un contingente compuesto por unos 45 carabineros y guardianes, al mando del mayor Julio Frías, rumbo al sector denominado Forrahue, ubicado a unos 15 Km. al oeste de dicha ciudad. Junto con los funcionarios policiales iba un periodista del periódico osornino “El Progreso” (de tendencia liberal) y el preceptor judicial Guillermo Soriano encargado de fiscalizar el desalojo de un grupo de familias mapuche, “ocupantes ilegales” de los terrenos del llamado Fundo Forrahue.
    Dicha orden de desalojo fue dictaminada a favor del particular Atanasio Burgos Villalobos quien, habiendo agotado todos los medios judiciales y extra-judiciales para legitimar la propiedad de los terrenos adquiridos fraudulentamente por su padre, logró obtener una sentencia judicial para expulsar a los mapuche de las tierras que ancestralmente habían habitado.
    Por esos días el Apo Ülmen Francisco Nailef, del territorio de Sragwe (jurisdicción de Rahue), se encontraba en Santiago haciendo todas las gestiones posibles con las autoridades chilenas para evitar el desalojo. Importante es mencionar que Atanasio Burgos había amenazado con sacarle la cabeza al Cacique (y patearla), si éste presentaba el caso a las autoridades de la capital chilena.
    Lógicamente, Nailef no se iba a dejar amedrentar por las amenazas de Burgos y, como legitima autoridad tradicional, hizo lo que tenía que hacer. Lamentablemente, las gestiones del Apo Úlmen no impidieron los trágicos sucesos posteriores… pero continuemos con los hechos.
    A las siete y media de la mañana, el contingente policial llega a las casas del fundo de Atanasio Burgos. Allí esperaban 25 carretas que acarrearían las pertenencias de los desalojados. Serían esas mismas carretas las que transportarían, más tarde, los cadáveres de aquellos que dieron su vida en la defensa del territorio.
    Del fundo de Burgos salió -nuevamente- el contingente policial rumbo a la ruka de Juan Acum, la primera de 18 casas a ser desalojadas y la más grande. En el trayecto la tensión aumenta con el sonido guerrero de la trutruka, que anuncia un inminente enfrentamiento…
    Estrategias
    El mayor Frías ordena a algunos hombres adelantarse y explorar el lugar. Los exploradores informan que los weichafü están concentrados en la casa de Acum y que el camino se encuentra bloqueado con grandes troncos. Con un par de yuntas de bueyes logran despejar el camino y acercarse a su objetivo. Frías ordena desmontar a 15 hombres y disponerse en formación de tiradores.
    La vivienda de Juan Acum se encontraba en el fondo de una ladera y rodeada de “barricadas” para impedir el paso de carabineros. Desgraciadamente estos dos factores facilitaron a la fuerza pública la acción de disparar sus fusiles Mauser, armas letales de gran alcance.
    La estrategia de defensa mapuche fue la siguiente: fuera de la casa de Acum se encontraban algunas mujeres y niños provistos de garrotes para un enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Era previsible que carabineros trataría de capturarlos y alejarlos de la casa sin una excesiva violencia (sin disparar). Por su parte, la mayor parte de la resistencia se parapetó dentro de la casa esperando la entrada de los efectivos policiales. En total hablamos de unos 25 weichafü dispuestos a resistir el desalojo.
    Según el informe del mayor Frías, leído por el Ministro del Interior el 21 de octubre de 1912 en la Cámara del Senado, los Mapunche refugiados en la casa estaban armados de “armas de fuego, otros con palos y horquetas y algunas mujeres con tiestos de agua caliente”. En el recuento de armas, posterior al desenlace fatal del desalojo, los mapuche supuestamente tenían “cuatro escopetas, un rifle, siete cuchillos, una lanza antigua, tres machetes, dos hechonas, una hacha, un fierro largo, un martillo y cuarenta y tres garrotes [sic]”. Nos adelantamos un poco. Volvamos a la secuencia de los acontecimientos.
    El enfrentamiento
    El mayor Frías, una vez leída la orden de desalojo, se acercó a la vivienda para ordenarles a los parapetados ocupantes que salieran del inmueble y que no se resistieran, debido a que cualquier acto de defensa sería inútil y traería fatales consecuencias. La respuesta no podía ser otra: “los indios me contestaban diciéndome que estaban todos dispuestos a morir y que ni siquiera me atreviera siquiera a atacarlos”. Así estuvo unos diez minutos hasta que dio la orden de desalojar a los “usurpadores”.
    Es así como los efectivos policiales se abalanzaron sobre las mujeres y los niños que estaban fuera de la casa para retirarlos de la línea de fuego. Pero las malgen y los pichikeche resistieron heroicamente logrando herir a algunos carabineros.
    Al ser detenidas algunas mujeres, salen de la casa dos wentru, los más “fornidos”. A uno de ellos, Francisco Acum, se le vinieron encima tres carabineros. Al respecto el periodista de “El Progreso” escribe: “haciendo un verdadero derroche de fuerza echó a tierra sus contrincantes, en vista de lo cual, se avalanzaron otros tres carabineros, logrando de amarrarlo después de asertarle algunos golpes en diversas partes del cuerpo [sic]”.
    Según Frías y el periodista de “El Progreso”, durante la reyerta (supuestamente) se produce un disparo desde el interior de la casa que hiere en el abdomen a un sargento de carabineros de apellido Arias, en el instante preciso que recibía un garrotazo en la cabeza por parte de una malgen. No se ha podido determinar si la bala que hirió a Arias efectivamente salió de un arma disparada por algún mapunche o fue disparada por otro carabinero en forma accidental. Aparte del sargento Arias, resultaron heridos otros seis carabineros por garrotazos y quemaduras con agua caliente, pero que en la balanza no representaron riesgo vital alguno.
    La ejecución
    Al ver que la resistencia mapuche no mermaba, Frías ordena a su tropa hacer la primera descarga al interior de la vivienda. Según el mismo mayor, después de la primera descarga algunos mapuche, armados, salen de la casa y huyen hacia el monte sin hacer fuego sobre ellos. Esto último es, por lo menos, extraño: si tenían armas para defenderse, ¿Por qué no las emplearon? ¿O es que dichas armas nunca existieron?
    Frías ordena una segunda descarga. Gritos desgarradores se escuchan desde el interior de la vivienda. No obstante aquello, es probablemente que hubiera una tercera descarga, tal como afirmaron algunos testigos. Queda en evidencia que el procedimiento realizado por carabineros no corresponde a un desalojo. Lo que aconteció esa mañana fue una inmisericorde ejecución.
    Una vez que cesaron los disparos, carabineros hace ingreso a la sruka de Acum. El periodista de “El Progreso” relata:
    “Sobre aquel sinnúmero de cadáveres y heridos, que habían quedado tendidos en el suelo, lograron después reducirlos, comprobándose que algunos de ellos estaban heridos y, sin embargo luchaban.
    La bravura de los indios, es verdaderamente innarrable, pues si una gota de sangre les queda en sus venas, la pierden defendiendo su causa.
    El cuadro que presentaba la habitación, repleta de muertos y heridos era desgarrador, horroroso. La sangre, humeante, aun corría por todas partes”.
    Frías también destacó la valentía mapuche en la defensa de su tierra, en declaraciones al periódico santiaguino “La Unión” (ligado al partido Conservador), el 30 de octubre de 1912, afirmó:
    “Y la bravura de la mujer indígena es más grande aún que la de los indios. ¡Hasta los niños! En vez de asustarse de las balas, miraban todo con la mayor impasividad… Ninguno se rindió! Qué raza!”
    Una descendiente de un testigo cuenta:
    “Y un viejito Acum estaba escondido en un hoyo de esa casa. Llegaron, dispararon, los mataron. Este viejito se estaba haciendo el muerto y de repente entra un teniente a taparlo, a darle un puntapié y el viejito se levanta con su palo y le planta un palo al teniente. Y en eso el teniente le mete como cuatro o cinco tiros, lo dejó allí mismo al pobrecito”.
    Pasado el mediodía carabineros conducía en carreta a los muertos, heridos y prisioneros hacia la casa del usurpador Burgos, donde los heridos habrían recibido las primeras atenciones médicas. Siguieron más desalojos en las casas vecinas sin mayor resistencia por parte de los, una vez más, humillados y pisoteados mapuche. A eso de las dos y media, la tropa vuelve a Osorno con ocho carretas que llevan prisioneros, heridos, muertos y el dolor de un pueblo.
    El rol del opresor y la del mapuche
    Como consecuencia del brutal desalojo, 15 mapuche perdieron la vida; 8 mujeres y 7 hombres. Entre estos 15 weichafü se encontraba un niño de tan sólo 11 años y tres mujeres embarazadas. No olvidemos a los 10 hermanos mapuche que resultaron heridos en este acto de barbarie.
    Me detengo aquí, un momento, para hacer la siguiente pregunta ¿Es sustancialmente distinto el procedimiento irracional, brutal e inhumano empleado por las fuerzas policiales en el desalojo descrito con el procedimiento utilizado actualmente en los sistemáticos allanamientos a comunidades en la actualidad?
    Respecto al número de disparos efectuados aquel 19 de octubre, el Fiscal Militar a cargo de la investigación determinó que se efectuaron de 20 a 25. Sin embargo, tan solo los heridos tenían 24 heridas de bala sin considerar a los 15 mapuche ejecutados extrajudicialmente.
    Un periodista del diario santiaguino “La Unión” que visitó Forrahue, con dirigentes de la Sociedad Caupolicán (que tuvo una postura vergonzosa frente a los hechos acaecidos), contabilizó un mínimo de 60 disparos. En la edición del 21 de octubre de 1912 del periódico “La Unión” se lee:
    “Las tablas de la cocina o pieza común donde se concentraron los indios han sido desprendidas o macheteadas en los puntos donde dieron los disparos, precaución tomada por los carabineros para borrar las huellas, según dijeron los indios”.
    (Como el lector podrá darse cuenta, por suerte las fuerzas armadas y de orden de Chile históricamente han sido tan incompetentes que al momento de borrar los indicios de las innumerables atrocidades que han cometido, siempre dejan más certezas de su actuación.)
    Ahondar en los detalles posteriores y las consecuencias de lo que la historia ha llamado “La Matanza de Forrahue” es tarea del lector de estas humildes líneas. Me contento con centrarnos en el ejemplo de valor, resistencia y dignidad de los hermanos y hermanas heridos y asesinados por defender el legado de nuestros ancestros: la tierra.
    No pretendo hacer de esta humillante y triste derrota una épica y magnánima victoria, como lo ha hecho la historia chilena con el hundimiento de la Esmeralda y la muerte de Arturo Prat. Una derrota es una derrota. Y punto. Claro está, que hay un abismal diferencia entre ser derrotado con la frente en alto y dejarse derrotar. Pero tampoco nos vayamos a los extremos.
    Si bien el Pueblo-Nación Mapuche ha sido derrotado en muchas ocasiones y de muchas maneras, aún estamos vivos y tenemos muchas batallas que ganar: recuperar nuestra antigua religión, recuperar nuestro territorio ancestral y el respeto por nuestros mayores, hablar nuestro idioma, recuperar el equilibrio biológico de la Ñuke Mapu (los Pueblos Originarios somos la salvación de este planeta y la alternativa al modelo económico, social y cultural imperante), derribar los actuales conceptos de “desarrollo”, “progreso” y “crecimiento”, recuperar un estilo de vida más sano, fortalecer la familia, revitalizar el diálogo y el contacto interpersonal, recuperar la alimentación sana que teníamos, realizar más actividad física, reaprender a disfrutar de las cosas simples, y… que sé yo.
    De todas las batallas que nos quedan, tenemos que empezar por la más difícil: por la interna, la del día a día. Creo que cada Mapunche está consciente de “esa” lucha interior que tiene que ganar, así que nada más diré (escribiré) al respecto.
    IMPORTANTE: Respecto a la cantidad de ejecutados en Forrahue, la cifra “oficial” es 15 … pero es posible que dicho número sea superior.
    Fuentes:
    Para escribir este remedo de ensayo me basé en la información contenida en la Tesis para optar al grado de Licenciado en Antropología “La Matanza de Forrahue y la Ocupación de las Tierras Huilliche” de Jorge Vergara del Solar, Universidad Austral de Chile. Valdivia, 1991. 
    (Texto tomado del sitio PAÍS MAPUCHE)

    viernes, 26 de junio de 2015

    EL PRIMER MÁRTIR DEL PERIODISMO CHILENO

    Luis Mesa Bell, el primer mártir del periodismo chileno

    domingo, septiembre 24, 2006

    Con cierto orgullo puedo decir que cuento entre mis antepasados con una remarcable figura del periodismo nacional, cuyo nombre, sin embargo, no es del todo conocido.

    Se trata de mi tío Luis Mesa Bell, joven reportero del Santiago de los años 20 que desde temprana edad colaboró en diversos medios de comunicación, haciéndose hacia inicios de la década de 1930 un prestigio que lo llevó a asumir como director de la revista Wikén.

    Su ácida pluma, así como su estilo frontal, sumado a un fuerte compromiso con la verdad, lo pusieron en la mira de los criminales, hasta que en plena investigación del caso Anabalón fue asesinado brutalmente. Su cuerpo fue encontrado a fines del año 1932 en una zona de Carrascal donde hasta hoy se encuentra una animita en su recuerdo.

    Mi buen amigo Claudio Rodríguez, colaborador de este blog, ha escrito un artículo sobre Mesa Bell que les ofrezco a continuación como un modo de dar a conocer algo más de la labor realizada por este periodista, que dio la vida por mantener en alto una profesión que hoy pareciera servir sólo para descuerar intrascendencias de modelos, futbolistas y animadores venidos a menos:

    El primer mártir del periodismo chileno

    Pese a su corta edad -aún no cumplía 30 años-, además de integrar el movimiento socialista NAP (Nueva Acción Pública), Luis Mesa Bell ya había cumplido labores como editor en el diario La Nación, director en El Correo de Valdivia y La Crónica, además de participar en la fundación de otros medios escritos menores y de marcado tinte político. Tal vez por este motivo, en sólo cuestión de semanas pasó de colaborador a redactor y de redactor a director de Wikén. Esto último ocurrió en octubre de 1932 y de inmediato modificó el estilo liviano y de variedades de la revista por otro más agresivo e ideológico, semejante al que ya había desarrollado en La Crónica. Así se sucedieron las denuncias sobre los corredores de la bolsa negra, los servicios de aseos y jardines, las Milicias Republicanas (para infiltrarse en sus cuarteles se disfrazó de albañil), además del tráfico de morfina, heroína, cocaína y opio en el puerto de Valparaíso ante la inoperancia policial.

    Sin embargo, su investigación más importante -la última que llevó a cabo- tuvo que ver con la desaparición del profesor primario Manuel Anabalón Aedo. Desde el inicio del primer reportaje referido a lo que la opinión pública comenzó a llamar “caso Anabalón”, aparecido el 22 de octubre de 1932, Mesa Bell hizo gala de su pluma grandilocuente, agresiva y sensacionalista que constituía su marca registrada:

    ¿Cuatro y no sólo Anabalón fondeados por la dictadura de Dávila?

    -Revelaciones inéditas sobre la desaparición del profesor de Antofagasta.

    Las madres de todo el país han sentido tambalear sus corazones ante el misterio de aquel profesor de 20 años que desapareció en las fauces mismas de la Sección de Investigaciones.

    Sin otro delito que una mentalidad puesta al servicio de los obreros, el profesor Anabalón, nuestro primario de Antofagasta, aparece ahora como nueva víctima de las dictaduras que el oro de la burguesía imperante levanta para detener el avance de las ideas que amenazan con derrumbarlas...”.

    La institución a la que Luis Mesa Bell hizo referencia en su texto correspondía a la Sección de Seguridad de Investigaciones, policía secreta creada a fines de la década del 20’ por Carlos Ibáñez del Campo para darle un soporte legal a la represión política de su dictadura y que en el papel dependía del Cuerpo de Carabineros. A partir de esta publicación, surgieron las primeras grietas en la plataforma de impunidad que mantenía a sus agentes en calidad de intocables, lo que explica la destemplada reacción surgida desde los altos mandos que no descartaron recurrir a todo tipo de métodos -unos más santos que otros- para silenciar las denuncias de Wikén.

    Tal era la convicción del periodista del acierto de sus afirmaciones, que no dudó en calificar a Investigaciones como una auténtica “mafia chilena”. Precisamente, por contar con todas las facilidades para ocultar sus crímenes “(...) las flagelaciones más horripilantes, los secuestros arbitrarios y las detenciones más abominables quedaban sin castigo alguno (...) Nadie ha recibido castigo por ello (...) -denunciaba Mesa Bell-. (Por el contrario,) procesos silenciados, órdenes de libertad condicional, fronteras abiertas”.

    Más adelante, el periodista informó detalladamente sobre las últimas horas con vida de Manuel Anabalón. Catalogado de subversivo por los agentes del régimen de facto de Carlos Dávila -militaba en el Frente Único Revolucionario, movimiento afín al Partido Comunista-, se le embarcó en Antofagasta, junto a otros prisioneros políticos en el vapor Aisén con dirección al sur. Al llegar a Valparaíso, fue puesto a disposición de la Policía de Investigaciones del puerto, oportunidad en que se le perdió el rastro. En esta parte del relato, el reportero sabueso lanzó su más grave acusación: “La Sección de Seguridad es responsable de la muerte de Anabalón. Rencoret (Prefecto de Investigaciones de Valparaíso) es asesino de Anabalón”.

    En los números sucesivos, Wikén fue entregando nuevos antecedentes del “caso Anabalón” como, por ejemplo, la ubicación exacta del cadáver del profesor en las profundidades del muelle de Valparaíso. Además, calificó de “prontuarios” las hojas de vida de algunos funcionarios de la policía supuestamente involucrados en éste como en otros crímenes, entre ellos el propio Rencoret, el director de Investigaciones Armando Valdés, el prefecto Carlos Alba, el subprefecto Fernando Calvo y el agente Carlos Vergara, apodado Guarango en el mundo del hampa. En el título de uno de estos artículos, publicado a fines de 1932, Mesa Bell acabó por firmar su sentencia de muerte: “La Sección de Seguridad: vergüenza y baldón del cuerpo de carabineros”.

    Las amenazas no tardaron en llegar. Éstas incluyeron desde el director a todo el resto del personal de Wikén. Roque Blaya, publicista argentino propietario de la revista, fue agredido por un sujeto con un laque (bola de acero con mango de goma) a la salida de un restaurante del cerro San Cristóbal y que según las pesquisas de Wikén se trataba del mismo Guarango. A diferencia de Mesa Bell, el argentino salvó ileso del ataque. Las oficinas de Wikén, ubicadas en Amunategui 86, también fueron asaltadas, “operativo” en el que desaparecieron varios ejemplares del último número de la revista. En todo caso, un hecho menor, si se le compara con el asesinato de Luis Mesa Bell, ocurrido el 21 de diciembre 1932, cuyo cadáver apareció destrozado al día siguiente en un potrero de Carrascal, en la periferia de Santiago.

    (Texto tomado del sitio: www.periodismoglobal.cl)