martes, 2 de octubre de 2012

Jecar Nehgme: consecuencia, decencia y heroísmo de un líder

Traen a la memoria (aunque está allí permanentemente) el nombre de Jecar Nehgme, asesinado vocero del MIR, último héroe que se resistió a la crueldad de una dictadura. Traen su nombre porque no hay justicia.Por José Martínez Fernández
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17 de Febrero, 2009 09:02
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Cuando todos en Chile pensábamos que en su agonía la dictadura no manifestaría más que alaridos y disparos al azar, remojones y palos a lo que protestaban contra ella, cosas a las que la democracia, sucesora de ella, también nos tiene acostumbrados, estábamos en un grave error.
La dictadura, es decir sus serviles, la noche del 4 de septiembre de 1989 (fecha emblemática), tendieron una emboscada a un hombre que iba solo –y sin ninguna arma- por calle Bulnes, cerca de la Alameda. Aquí en Santiago de Chile.
Digo hombre, pero era un joven. Un buen e idealista joven.
Jecar Nehgme Cristi JAMÁS ATACÓ A NADIE, JAMÁS USÓ UN REVÓLVER. Y allí –viéndolo solo- los serviles de la dictadura (CNI) le acribillaron.
Por ese hecho este caso se convierte en uno de los crímenes más cobardes hurdido por los sicarios del régimen militar y la mayor vergüenza que pueda caer en la historia del Chile reciente.
Al menos Miguel Enríquez y otros estaban armados, preparados, para enfrentar a un enemigo poderoso. Y lo hicieron. Al menos muchos militantes miristas, socialistas, comunistas, y uno que otro anarquista, estuvo con su arma al lado, para defender sus principios… ya fueran errados o no.
Pero a Jecar Nehgme lo mataron cuando caminaba tranquilamente por una calle de Santiago, cuando esa calle era cubierta por la noche, cuando él, joven de una inteligencia y liderazgo escasos, iba a su casa o a cualquier lugar.
Y lo mataron por eso. Porque, como diría Miguel de Unamuno, hay quienes odian la inteligencia…¡Y harto inteligente era Nehgme!
Los sicarios que no sabían más que usar sus armas contra un hombre desarmado tuvieron su festín. Lo acribillaron.
Hasta hoy la familia de Jecar Neghme Cristi busca justicia. Sus asesinos han sido condenados a penas mínimas y remitidas. Todos están libres. ¡Qué singular país es éste en que los asesinos no purgan sus delitos en la cárcel!
Ante ese hecho la familia va a recurrir a una Corte Internacional de Justicia. ¡Qué lo haga! Porque nuestro gobierno no es capaz de poner las barbas en remojo a estas resoluciones infames de los tribunales.
Nuestra democracia debilucha no ha sido capaz de hacer una “vocería” (que sí hace para criticar a los mapuche) contra esa injusticia.
Pero hay una cosa clara. Los asesinos de Nehgme estarán en el panteón de los olvidados, de los sicarios que entran sólo a la historia del horror.
Jecar Nehgme Cristi es un hombre que ha quedado en la memoria de Chile. Es un caso en que la dictadura no puede alegar enfrentamiento falso o verdadero. Es simplemente un crimen. Un espantoso crimen.
Un crimen contra un líder, un hombre cuyo pecado único fue luchar con sus ideas contra el régimen que nos echó mucha noche en nuestras vidas.
Por eso muchos le quieren, por eso muchos le admiran. Y se sabe que él es digno sucesor de Luciano Cruz, de Nelson Gutiérrez, de Arnoldo Ríos y de tantos otros rebeldes, que creyeron en la utopía de un Chile distinto.
Sus asesinos (lumpen militar-proletario) gozan de libertad física. Son oficiales de baja graduación, ordenados, mandados seguramente por altos mandos. Si tienen conciencia (no lo creo) deben tener pesadillas.
Y si no la tienen por ello deben tenerlas, al menos, por haber matado al dirigente social chileno más bueno de los años ochenta. Un joven que jamás ocultó su cara para criticar la oscuridad en que Chile vivía.
 
(Este artículo se publicó en varios diarios digitales y en el sitio de recuerdo del dirigente mirista y en otros medios en febrero de 2009).

domingo, 19 de agosto de 2012

ASESINATO DEL POETA GÓMEZ ROJAS Y PERSECUCIÓN DE OTROS ANARQUISTAS EN 1920

José Domingo Gómez Rojas, el poeta-cohete: lucha, prisión y muerte


Hace 90 años, otro profundo dolor afectaba a la clase obrera chilena. El 29 de septiembre moría, loco y encerrado, José Domingo Gómez Rojas, poeta, estudiante, anarquista, fiel representante del espíritu impetuoso y sensible de la generación de 1920.
Su muerte coronó fatalmente una época de represión, de persecución y ataques a todo el movimiento popular de parte de los gobiernos oligárquicos de las primeras décadas del siglo XX, situación que en 1920 afectó directamente a muchos de los participantes de las numerosas colectividades anarquistas de la época, perseguidos y violentados, envueltos en montajes y hechos prisioneros.
Una historia que se repite de vez en cuando y hoy nos suena como tragicomedia, a propósito del bullado caso “bombas de ruido”.
EL CRISTO DE LOS POETAS
Durante las primeras décadas del siglo XX, la clase dominante chilena se adjudicaba una muy mala gestión en su intento de llevar al país a la modernidad capitalista. La llamada “cuestión social” develaba las víctimas de este proceso. El rápido crecimiento de la fuerza de trabajo y la concentración en ciudades no preparadas para recibir altos niveles de migración, agudizaron los problemas sociales (hacinamiento, cesantía, mortalidad infantil, desnutrición, etcétera) a la par que empujaron a los trabajadores a fortalecer su organización. Crecidos cuantitativa y cualitativamente, los explotados salieron a la calle y desafiaron al Estado.
José Domingo Gómez Rojas (JDGR de aquí en adelante) había nacido en 1896, el 4 de agosto. Hijo de una madre analfabeta y de un padre ebanista, creció en la pobreza, pululando por el barrio Yungay y luego por San Diego, Nataniel y Avenida Matta, y conviviendo con todas las miserias, personajes y valores del bajo mundo, condiciones que marcarán profundamente su vocación y creación.
En 1908 entra a Humanidades en el liceo Luis Barros Borgoño y ya a sus dieciséis años publica su primer libro de poesía, el más conocido y radical: “Rebeldías Líricas”. El mismo año, 1913, viaja a Argentina para estudiar a sus escritores, principalmente a Almafuerte (Pedro Palacios). Lector de Oscar Wilde y Nietzsche, JDGR también escribe comentarios de arte y obras de teatro, destaca por sus arengas e intervenciones públicas y trabaja activamente en iniciativas culturales y sociales, como las clases que realiza en un liceo nocturno para obreros (lo que le ayudaba, por cierto, a obtener algún ingreso).
A juicio del historiador Sergio Grez Toso, su figura “no da para simplificaciones, porque sus definiciones ideológicas eran complejas y contradictorias”. Y lo dice en relación a la cercanía de JDGR con el mundo cristiano protestante, en cuyas revistas publicó sus primeros poemas, así como por su paso por la Juventud Radical.
Sin embargo, para Diego Mellado, miembro del Grupo de Estudios JDGR, “en la medida en que comprendemos el pensamiento de su tiempo, y toda la amplitud e intereses que existía entre los jóvenes, no vemos mayores contradicciones, en tanto que su postura frente al cristianismo era anticlerical, característica elemental que compartía con los radicales”.
Como señala Maximiliano Astroza-León, en su ensayo sobre el poeta, “Rebeldía y Libertad…”, aunque los anarquistas de la época hacían causa común con radicales y masones en protestas anti-clericales y anti-religiosas (…) advertían en sus periódicos que esos actos no cambiaban en nada la situación del pueblo, no tenían nada en común con el anarquismo y la participación en ellos de los libertarios, debía efectuarse dejando clara sus posiciones.
Luego de su primera época lírica, en sus postreras “Elegías”, JDGR adopta una lírica cada vez más mística, con referencias a la ineludible tragedia de la muerte para el ser humano, pero sin despegar nunca sus pies de lo terrenal y social.
Sus “Rebeldías Líricas” son gritos en contra de la explotación y los explotadores, cantos juveniles al amor y a la naturaleza, exhortaciones a la humanidad, frescos donde se describe vívidamente el sufrimiento de los miserables (“En el hospital” o “El suburbio”, entre muchos otros), pero, a la vez, son mesiánicos sones que profetizan la revolución social, la construcción de un mundo verdaderamente humano que redima del sufrimiento cotidiano a la mayoría trabajadora.
“Yo, hijo de este siglo hipócrita y canalla / reniego de mi siglo y salgo a la batalla / con gritos de amenaza y ayes de rebelión, / sean mis gritos cantos rojos como la dinamita / y como mis dolores, como mi ansia infinita, / como mi sed eterna de redención”, recitaba en “Renegación”, como un eco meridional de dadá, como reflejo una época absurda que, en ese momento, enviaba a los proletarios a despedazarse en los campos de batalla europeos.
Respecto a lo que puede considerarse como su “arte poética”, JDGR anotaba en su diario el 26 de diciembre de 1916: “Yo he notado en mi poesía una profunda tendencia a espiritualizar la vida (…) Músicas ignoradas, o que me han sorprendido como nuevas, bellezas desconocidas, o que me han parecido revelaciones, momentos que han puesto en mi alma visiones que me han sido como sobrehumanas, han determinado en mi la convicción de que yo puedo decir versos eternos, que yo puedo escribir palabras que Dios mismo ha puesto en mis labios”.
LA ALIANZA OBRERO-ESTUDIANTIL
“JDGR es de esas tantas figuras que llega a la política a través de la vida bohemia -artística e intelectual- de esos años. En ella se reúnen poetas, escritores, personas de variada condición social -clases medias y bajas- que ven en la bohemia un modo de vida, una cultura contestaria respecto a la cultura oligárquica y católica”, afirma Sergio Grez.
De todas maneras, es necesario agregar que, quizás paradójicamente, es la propia existencia del poeta en la precariedad del mundo popular lo que lo lleva a educarse, auto-educarse, luchar por un mundo más justo, desde un punto de vista libertario, y expresarse de manera sublime a través de las letras.
“Como el mar que modula sus canciones
-sus canciones formidables, sus tormentas y tormentos-
Es mi alma que modula sus lamentos
Que son cantos que predicen las futuras, las tremendas, formidables rebeliones!…”
La Federación de Estudiantes de Chile (Fech) fue fundada en 1906 por jóvenes universitarios de ideas avanzadas y en ella rápidamente confluyeron, además, sectores de obreros y artesanos.
Para Fernando Vallejos, militante del Frente de Estudiantes Libertarios (FEL), es importante señalar que la relación que se construyó entre obreros y estudiantes, “no respondió al típico asistencialismo de los que creen ‘salvar a los pobres’, sino que fue expresión de una conciencia de clase, que a través de sus propias manos busca la liberación”.
Gómez Rojas -o Daniel Vásquez, de acuerdo al alter ego poético más romántico con el que engañó a algunos de sus contertulios-, estudiante de Leyes y Castellano del Instituto Pedagógico, se involucró en este movimiento, que contó entre sus filas con destacados dirigentes como Santiago Labarca, Juan Gandulfo, Daniel Schweitzer, Alfredo Demaría y Pedro León Ugalde y a Voltaire Argandoña, Hortensia Quinio, Armando Triviño, Manuel Rojas y José Santos González Vera como fieles representantes de esa generación de recambio.
En 1918 dan forma a la Universidad Popular Lastarria, donde trabajadores y estudiantes compartieron conocimientos, en la década que duró, y que contó con el apoyo de intelectuales y académicos que aportaron su experticia, como Carlos Vicuña, Augusto D’halmar, Julio Montebruno, Guillermo Labarca y su esposa Amanda Labarca (feminista), entre otros.
Así como en las organizaciones de trabajadores, a partir del primer Congreso de la Fech, ese mismo año, predominará la idea anarquista y revolucionaria. Incluso el historiador conservador Mario Góngora lo confirma: “Sus dirigentes, a fines de la década de 1910, son sobre todo anarquistas y antimilitaristas (…) antibélicos hasta el escándalo”.
Gómez Rojas “fue un enorme, porque en su figura confluían los mejores valores de ese movimiento estudiantil”, afirma Francisco Figueroa, actual vicepresidente de la Fech, quien agrega que la Federación en los últimos años ha hecho varios esfuerzos por recuperar su legado y el de su generación, “no con la onda de la memoria nostálgica, sino con la idea de recuperar aquello que en el presente todavía sigue siendo útil”.
Para Vallejos del FEL, si bien el contexto en el que hoy se inserta el movimiento estudiantil es muy distinto, el carácter de la antigua Fech “dejó de existir hace mucho tiempo y hoy representa el discurso de ciertos partidos políticos, no el de los estudiantes”.
“A las organizaciones estudiantiles les queda mucho camino por recorrer en pos de convertirse en una herramienta poderosa acorde a las necesidades del movimiento popular, de ahí que muchas veces hemos tenido reparos a las formas de construir que han asumido la Fech y otras federaciones”, concluye.
A sabiendas de que la Federación de estos años “es un legado tremendo”, por los niveles de incidencia y participación en los procesos políticos nacionales, Figueroa considera que reeditar lo que hicieron “está fuera de nuestras manos, porque son cuestiones que obedecen a procesos más grandes. Lo que sí, buscamos revivir su vitalidad política y su íntima y genuina relación con el movimiento popular”, explica.
Sergio Grez aclara que el anarquismo “hace puente entre sectores obreros y otros no directamente proletarios, pero sí de las clases medias y bajas, que son parte de los sectores populares, ancladas más al sector estudiantil, cultural, bohemio, aún cuando las fronteras entre estos sujetos sociales son difusas y permeables”.
EL “PROCESO A LOS SUBVERSIVOS”
¡Pobres que van a defender la Patria
Y que nunca han sabido lo que es ella,
Pues sólo han ido a defender terruños
O trapos viejos que llaman banderas;
No saben que es de ricos esa Patria
Y que la Patria de ellos es la Tierra!”
Aunque se estaba articulando desde 1917, a fines de 1919 se concretó el esfuerzo desplegado por los libertarios en el ámbito sindical con la fundación de la I.W.W. (Trabajadores Industriales del Mundo), que en 1922 calculaba que al momento de su fundación contaba con 6 mil asociados. Triviño, Gandulfo y el poeta-cohete participarán en esta instancia.
Frente a la amenaza que la organización obrera significaba para el Gobierno, este utilizó diversas formas de represión en contra de los agitadores. La Ley de Residencia, por ejemplo, que comenzó a aplicarse desde 1919, persiguió y expulsó a numerosos inmigrantes anarquistas europeos y latinoamericanos residentes en Chile. Por otro lado, Luis Emilio Recabarren también fue encarcelado en este período.
Asimismo, el Gobierno de Sanfuentes, generó un escenario que derivó en el llamado “proceso contra los subversivos”, “un tongo político del año 20, destinado a desviar la atención de la gran tensión social y política que reinaba en el contexto de la campaña que llevaría a la presidencia al caudillo liberal populista Arturo Alessandri Palma”, explica Sergio Grez.
Este montaje, conocido como “La guerra de don Ladislao” –por el ministro de Guerra, Ladislao Errázuriz- echó mano al patrioterismo, movilizando tropas a la frontera con Perú y Bolivia, quienes, supuestamente, amenazaban atacar, nuevamente complotados, por sus resquemores tras la Guerra del Pacífico.
Las organizaciones revolucionarias, incluida la Fech y la IWW, no se plegaron al ambiente bélico, criticándolo, por lo que fueron fácil blanco de las acusaciones de “antipatriotas”, acusándoles, incluso, de que los delegados de la IWW eran agentes pagados por el oro peruano.
Este escenario genera el asalto y destrucción de las dependencias de la federación estudiantil por sectores nacionalistas, en pleno día e instigados por el Gobierno.
“Todo es nostalgia, madre, y en esta cárcel
Mi amor de humanidad, prisionero, se expande
Y piensa y sueña y canta por el cercano día
De la gran libertad sobre la Tierra grande”
El 20 de julio el local de la Federación Obrera de Magallanes en Punta Arenas es incendiado por las ligas patrióticas, con la venia de las autoridades locales y la policía, muriendo varias personas en el hecho.
El 21 de julio de ese año se allanan varios locales de la IWW. En Valparaíso, la policía “encuentra” cartuchos de dinamita en la sede de la sindical (hecho que en el juicio fue aclarado: el Capitán de la Policía, Enrique Caballero, contrató a dos hampones para que pusieran el explosivo en el lugar).
En Santiago, por esos días son apresados cerca de 150 sindicalistas y estudiantes, y el 25 de julio cae Gómez Rojas, sólo por su participación en la IWW, lo que para la justicia era sinónimo de asociación ilícita terrorista. Cabe decir que tras el juicio la totalidad de los anarquistas fueron absueltos y, ni la prensa ni el Estado, nunca rectificaron sus acusaciones.
A pesar del gran movimiento popular en apoyo y presión a la libertad de los presos, JDGR yace incomunicado en la Cárcel Pública, y bajo el ensañamiento del juez José Astorquiza, sufre torturas que, finalmente, lo llevarán a la locura. Trasladado al manicomio, muere la mañana del 29 de septiembre. Tenía 24 años.
Sus funerales son multitudinarios (fotografía). Se declaró un paro de tranvías, con el objetivo de que todos los obreros pudieran asistir. En el Cementerio hablaron dirigentes estudiantiles, obreros, amigos, poetas e incluso la gente protegió de la policía a algunos sindicalistas que asistieron a la ceremonia, aun cuando estaban en la clandestinidad.
Tras su muerte, el primer número de la Revista Claridad (órgano de la Fech) está dedicado a la memoria del poeta. Los textos denotan la rabia y el sentimiento de sus compañeros, culpando al Presidente, sus ministros, el Parlamento y la prensa burguesa de su asesinato. Además se incita a la acción popular vindicatoria, “ante la violencia erigida en ley”.
EPÍLOGO
El Grupo de Estudios JDGR se formó el 1º de mayo de 2009 y tomó su nombre del poeta, “reconociendo en este hombre el reflejo de una generación (…) que presenta un pensar y actuar, una ética y moral necesaria en tiempos donde se impone la explotación económica más aguda, la segregación social, la alienación cultural más profunda y la falta de libertad”. Desde ese momento, realizan una labor investigativa, no sólo de la figura de JDGR, sino del anarquismo en su relación con diversos ámbitos, a través de sus sitio web, la editorial Eleuterio y las llamadas “Sesiones Ácratas”.
Y respecto al actual contexto represivo, que tiene entre sus principales víctimas a los antiautoritarios, Grez considera que, guardando las diferencias de contexto, “cada vez que los sectores populares levantan reivindicaciones, expresan malestar y se movilizan, el Estado de Chile ha optado por la criminalización, judicialización y represión. Esto prueba la debilidad del orden socio-económico y del sistema político chileno”, concluye.
Ante esta situación, Fernando Vallejos del FEL, señala que “la única alternativa que tenemos pasa por ir creando desde abajo lazos fuertes y solidarios entre las distintas expresiones del movimiento popular, apostando a construir colectivamente y al calor de la lucha un proyecto de clase propio”.
El nombre del poeta comenzó a escucharse reiteradamente tiempo atrás, cuando un proyecto “modernizador” amenazaba con instalar una enorme estatua de Juan Pablo II en la plaza Gómez Rojas, frente a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, bautizada así, en homenaje al poeta, en la década del 40.
El proyecto fue fustigado, principalmente, por sus implicancias estéticas y por la figura religiosa del homenajeado, pero la importancia de JDGR quedó relegada a un segundo plano en la discusión levantada por ciudadanos y urbanistas.
Hoy, a 90 años de la muerte de “Chumingo” -como le llamaban sus amigos- tenemos una doble misión, una vez que la amenaza de un nuevo olvido de la truncada historia de JDGR se ha aplacado: Imaginar nuevas formas de potenciar un antagonismo popular que haga suyos los deseos de justicia de todos los antiautoritarios, y que sea consciente (y conteste) la tergiversación y las intenciones del poder, al mantener encarcelados a personas sólo por sus ideas.
Por otro lado, difundir por todos los rincones la vida, obra e ideas de Gómez Rojas, un poeta rebelde y revolucionario que –siguiendo a Astroza-León- transmitió no sólo los sentimientos respecto de la dura vida social de su época, sino también la profundidad y complejidad del alma humana.
Por eso ¡larga vida a Gómez Rojas!
BIBLIOGRAFÍA
José Domingo Gómez Rojas, Rebeldías Líricas. Santiago de Chile: Ediciones Ercilla, 1940. http://www.memoriachilena.cl/temas/documento_detalle.asp?id=MC0014508
Luis Vitale, Contribución a una historia del anarquismo en Latinoamérica http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/filosofia_y_humanidades/vitale/obras/obras.htm
Maximiliano Astroza-León, Rebeldía y Libertad. Sobre José Domingo Gómez Rojas, Editorial Eleuterio. Santiago de Chile, febrero, 2010.
Ignacio Bastías Carvacho, Política libertaria y movimiento anarquista en Santiago, 1917-1927. En http://www.archivochile.com/tesis/03_tpo/03po0011.pdf
“Revista Claridad”, Nº 1. Disponible en http://grupodeestudiosgomezrojas.wordpress.com
El Surco, periódico mensual anarquista, septiembre 2010.
Otros textos sobre JDGR en http://www.memoriachilena.cl


Cristóbal Cornejo González.

Publicado en el periódico virtual EL CIUDADANO en septiembre de 2010.

jueves, 2 de agosto de 2012

LA MASACRE DE LA PLAZA BULNES: EL CHILE DE 1946.



La masacre de la Plaza Bulnes fue una masacre ocurrida en la plaza Bulnes en Santiago de Chile, el 28 de enero de 1946 en el gobierno de Juan Antonio Ríos (había delegado el poder, pero seguía vivo), mientras ejercía el mando de la nación como VicepresidenteAlfredo Duhalde Vásquez.

La masacre

El Presidente de la República de ese entonces, don Juan Antonio Ríos renunció el 17 de enero de 1946 a favor de su Ministro del InteriorAlfredo Duhalde Vásquez producto de un avanzado cáncer que meses después lo llevaría a la muerte. En ese instante mientras en la Moneda se producía el traspaso de mando, los trabajadores de las Oficinas Salitreras Mapocho y Humberstone, demandaban a laCosatan y van a paro por que la compañía les había subido los precios en las pulperías.
Alfredo Duhalde, el recién nombrado Vicepresidente apoyó a la compañía y pasó a segundo plano a los obreros. El gobernante interino habló con Mariano Bustos, Ministro del Trabajo en ejercicio para anular la personalidad jurídica de los sindicatos de aquellos obreros cosa que se hizo el 22 de enero de ese año.Al ver que los planes de los senadores comunistas Elías Lafferte y Pablo Neruda habían fracasado, la CTCH convocó a que el 28 de enero de ese año se hiciera un mitin de solidaridad para ayudar a los obreros.
El 28 de enero se reunieron en la plaza Bulnes tras una marcha de varios sindicatos desde la Plaza Artesanos, donde se movilizaron miles de obreros, entre éstos también se reunieron trabajadores de empresas. Pero en Santiago la mayoría de las comisarías se acuartelaron y un insólito despliegue de Carabineros llegó a la plaza, por las órdenes de un oficial apellidado Rebolledo, produciéndose balaceras que hicieron perecer a seis personas dejaron un saldo de varios heridos.
Tras esto, el Partido comunista de Chile se alejó del gobierno (habían votado por Ríos) y el ministro Eduardo Frei Montalva que había asumido la cartera de Obras Públicas en la presidencia anterior renunció a su cargo en repudio a la situación. Otros ministros renunciaron igualmente, ocasionándose una crisis en el gabinete que finalmente Alfredo Duhalde pudo controlar, cabe destacar que en esta masacre fue asesinada la joven comunista Ramona Parra, que se transformó en un ícono de las víctimas de esta masacre.

sábado, 21 de julio de 2012

POR DENUNCIAR AL APARATO ESTATAL CHILENO CORRUPTO LO ASESINARON

Luis Mesa Bell El reportero acallado

Marisol García

Los poco más de dos meses que Luis Mesa Bell alcanzó a dirigir la revista Wikén, en 1932, bastaron para acumular sobre su prestigio una lista larga y pesada de enemigos. Tan larga e importante, de hecho, que en la revista Hoy se les ocurrió enumerarla a modo de tributo cuando hubo que escribir el obituario del periodista (“uno de nuestros hombres mejores, más capaces y mejor inspirados”), asesinado poco antes de que terminara ese año. Se detallan allí sus campañas:

“Contra la Bolsa Negra.
Contra los servicios de Aseo y Jardines.
Contra la Guardia Blanca o Milicia Republicana.
Contra la Dirección de Caminos.
Contra el tráfico de drogas heroicas.
Contra el prefecto de Investigaciones de Valparaíso, Alberto Rencoret Donoso, por el asesinato del profesor Anabalón.
Contra la Sección de Investigaciones y contra sus jefes señores Armando Valdés, Diego Ruz, Carlos Alba y agente Carlos Vergara.
Contra don Manuel Vásquez, ex jefe del Departamento de la Habitación.”

Había muerto recién un hombre de rivales famosos, con nombre y apellido, ganados a puro reporteo y redacción inspirados más en un amor sincero por la investigación que en los ideales de izquierda que como joven lo azuzaban. Moría con Luis Mesa Bell una de las voces más importantes del periodismo de denuncia de los años veinte y treinta en Chile, pero, sobre todo, un símbolo de que no había otro modo de ejercer la crónica disidente que con una dedicación vital completa; consciente, incluso, de los riesgos extremos a los que se exponía en la época una voz atrevida con buena tribuna. Su asesinato alevoso mereció en su momento una indignación que contagió incluso al presidente Arturo Alessandri.

¿Pero quién sabe hoy algo de Luis Mesa Bell, más allá de su popular animita? Los reporteros, incluso los mártires, consiguen una fama heroica de corta duración. Pocas veces una muerte tan masivamente lamentada fue borrándose con tanta rapidez de la memoria nacional.
Los dardos de su prosa no apuntaban siempre a instituciones o personajes identificables; más bien, tomaban a estos como síntomas de dramas más amplios que el periodista gustaba de recordar apenas podía. Su breve paso por Wikén dejó esquirlas de una crónica opinativa y alerta a abusos hasta hoy reconocibles en el capital extranjero o en las prerrogativas de clase. Su pelea escrita con la Policía de Investigaciones marcó su fama y también su suerte.

El título de “primer mártir del periodismo chileno” de poco ha servido para mantener a mano su legado, impresionante, sobre todo, por la premura con que se forjó. No es rara la precocidad en el periodismo, pero la juventud le impuso a Luis Mesa Bell un excepcional deber de liderazgo en torno al oficio. Antes de los treinta años de edad, ya había sido editor de La Nación y director de El Correo de Valdivia y La Crónica. Sobre su paso a Wikén –primero como colaborador, luego como reportero y, al fin, como director– el escritor Claudio Rodríguez, curioso e investigador de su historia desde hace años, destaca que “de inmediato modificó el estilo liviano y de variedades de la revista por otro más agresivo e ideológico, semejante al que ya había desarrollado en La Crónica. Así se sucedieron las denuncias sobre los corredores de la Bolsa Negra, los servicios de Aseo y Jardines, las Milicias Republicanas (para infiltrarse en sus cuarteles se disfrazó de albañil), además del tráfico de morfina, heroína, cocaína y opio en el puerto de Valparaíso ante la inoperancia policial”. Es en todas esas páginas de archivo donde hoy resulta más confiable pesquisar pistas acerca de su personalidad:

“El sudor del obrero de la pampa se convierte en champagne que burbujea en Biarritz o San Sebastián. La sangre de los obreros lesionados en Sewell o Chuquicamata se juega a la ruleta en Montecarlo. ¡Hasta cuándo!” (8 de octubre, Wikén).

Sus textos atrevidos e increpadores fueron escritos con indisimulada urgencia, la de un hombre joven entregado a los riesgos de su osadía. Rodríguez cree que Mesa Bell habría sido el candidato ideal para sumarse al periodismo político sarcástico y encendido que se legitimó en Chile más tarde con la Unidad Popular: “Me lo imagino, no sé, avivando la cueca en el Clarín o en el Puro Chile”.

Los dardos de su prosa no apuntaban siempre a instituciones o personajes identificables; más bien, tomaban a estos como síntomas de dramas más amplios que el periodista gustaba de recordar apenas podía. Su breve paso por Wikén dejó esquirlas de una crónica opinativa y alerta a abusos hasta hoy reconocibles en el capital extranjero o en las prerrogativas de clase. Su pelea escrita con la Policía de Investigaciones marcó su fama y también su suerte. En varios textos de la época, Mesa Bell insistía en presentar a Investigaciones como un cuerpo más interesado en resolver conflictos políticos que de desorden o delincuencia. El último editorial escrito por el periodista se presenta como una carta al recién electo Arturo Alessandri en que le advierte sobre la miseria campante “que recibiréis como herencia de los malos gobiernos anteriores”:

“No le creáis, Excelencia, a la Sección de Investigaciones. Ella no os va a señalar jamás a los que verdaderamente conspiran contra vos y la tranquilidad social. Son el hambre, la miseria y la desesperación, y se alimentan con la ceguera y las torpezas de muchos de los que os rodean, esos mismos que especulan con la depredación de la moneda, que piensan enriquecerse con la consolidación de la deuda externa, que negocian con el salitre o con la acaparación de los artículos alimenticios. Vos no los toleréis a vuestro lado, excelentísimo señor”.

NOTA: Este artículo ha sido tomado de DOSSIER, medio virtual de la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales.




lunes, 9 de julio de 2012

PABLO DE ROKHA, EL BARDO ASESINADO POR EL SISTEMA

Por José G. Martínez Fernández.


Fuente: El Morrocotudo / Miércoles 07 de Noviembre de 2007

Título de esa ocasión: Pablo De Rokha, otra vez "Asesinado"
Televisión Nacional dice ser el Canal de todos los chilenos. Recientemente ese Canal realizó la selección de los 60 grandes chilenos de la historia, y para ello invitó a un grupo de intelectuales.

Entre los seleccionadores hay varios ganadores de Premios Nacionales durante los últimos 17 años. Los miembros del jurado también fueron 17. Hombres del mundo del arte: Gonzalo Díaz (artista plástico) y Fernando González (director teatral); hombres muy talentosos. Juan Pablo Cárdenas (periodista). Todos obtuvieron el Premio Nacional. Al igual que otras figuras bien elegidas, pero que tienen cierto "desapego" de lo que se llama héroe fundacional y "desapego" de lo que llamamos gran poeta.

Siendo los historiadores los que mejor pudieron resolver la historia, no lo hicieron. En representación de ellos estaban Sofía Correa, Cristián Gazmuri y Gabriel Salazar, entre otros.

Salazar también ganó el Premio Nacional de Historia, el mismo que se le ha negado a Luis Vitale, autor del ya clásico "Interpretación marxista de la historia de Chile". Aunque ambos lucharon contra Pinochet y fueron sus víctimas, hay una parte de nuestro Estado que no quiere a Vitale, especialmente por su libro "De Martí a Chiapas". Quien lea este libro lo entenderá. Lo malo es que encontrar libros de Luis Vitale no es tan fácil.

Salazar es Premio Nacional de Historia y, suelto de cuerpo, en una entrevista realizada hace unos meses, en la revista EL PERIODISTA, dijo que O'Higgins y Balmaceda, habían sido dictadores y asesinos y nombró a dos gobernantes más de la misma manera.

Pero no citó a Pedro Montt, el padre de la masacre de miles de obreros en la Santa María de Iquique; no citó a Carlos Ibáñez del Campo, autor de otras, incluyendo la desaparición de personas por ser homosexuales, hecho conocido durante mucho tiempo y que actualizó hace poco Pedro Lemebel.

Salazar no sólo obvió a esos dos, sino a todos aquellos que, habiendo sido gobernantes en períodos en que se produjeron matanzas, han tenido parientes en los últimos Gobiernos o que, desde el parlamento, han sido adeptos a ellos. Táctica clave la de él: "no quemarse" frente a un jurado que considera valioso ese silencio para otorgar los Premios Nacionales.

Todos los seleccionadores le dieron la mayor cantidad de votos a Andrés Bello, autor del Código que aún nos rige; en desmedro de O'Higgins, indudablemente el personaje más importante de nuestra historia. La mayoría, como ex-alumnos de la Universidad de Chile, votaron por el fundador de esa casa de Estudios. Importante el aporte de Bello; pero más importante es quien firmó el acta de Independencia luego de batallar en tantos lugares, y quien tuvo respeto por los aborígenes chilenos (mapuches) y el primero que expuso que los negros esclavos debían dejar de serlo. Y realizó una serie de otras obras. Y ese fue O'Higgins.

Sobre él pesa el que Pinochet haya osado comparársele. Dice al respecto Orlando Millas, ex ministro de Allende: "el empleo abusivo de un O'Higgins que el dictador trata de convertir en figura emblemática propia". Mientras en Chile la dictadura lo hacía "suyo", en el exilio le admiraban y defendían, aparte de Millas, Volodia Teiltemboim, Alejandro Witker, Andrés Pascal Allende y otros líderes de la izquierda chilena. En Chile era reconocida la admiración que Allende sentía por El Libertador. O'Higgins, además, atrajo la admiración de dos rivales poéticos: Neruda y De Rokha. Ambos le cantaron.

Como dice Joaquín Fermandois (Académico del Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile): "O'Higgins es el padre de la creación de la República, con un sólido mensaje".

Obviamente tampoco quedaron fuera de la lista: Lautaro, Ercilla, Balmaceda, Manuel Rodríguez, Arturo Prat, Aguirre Cerda, y varios más en el campo de la historia política y militar de Chile. Merecidamente.

En la historia del arte se hizo justicia con las presencias de Arrau, Violeta Parra, Roberto Matta, Rebeca Matte y otros.

En el campo de las letras, que es lo que más nos interesa, también se hizo justicia con la presencia (en narrativa) del enorme Manuel Rojas, pero se obvió -en acto de plena injusticia- el nombre Roberto Bolaño.

En poesía los nombres eran evidentes: Mistral, Neruda, Huidobro y los tres fueron considerados, pero aquí faltó el cuarto gran poeta. El bardo que cantó a las Bebidas y Comidas de Chile, que amó la patria como pocos, el que cantó las gestas de O'Higgins, Rodríguez, Balmaceda y Recabarren, entre otros héroes; el que cruzó la patria con sus libros en las manos. El que hablaba como los volcanes, con aquella voz que hacía temblar a muchos. Era, es, enorme. El poeta que amó a Chile y cantó a los pobres de Chile. Aquí faltó Pablo de Rokha.

Sí, el gran Pablo de Rokha.

Aquel que, sépalo Chile, está enterrado en un nicho envejecido de un conjunto de numerosos nichos muy envejecedidos. Allí los huesos de él junto a los de su amada Winétt. En un "nicho" en que apenas se lee su nombre y el de la dulce mujer que le acompañó siempre.

Pablo de Rokha, uno de los cuatro grandes de la poesía chilena, abandonado, tirado, solitario.

Ahora los jurados que eligieron a los 60 grandes de la historia de Chile por mandato de Televisión Nacional también lo abandonaron.

Cuando, en septiembre de 1968, Pablo de Rokha se quitó la vida, Carlos Droguett, entre lágrimas y rabia, dijo: "asesinaron a Pablo de Rokha".

Hoy podemos volver a decir que Pablo de Rokha ha vuelto a ser "asesinado".

Encontremos a este poeta-héroe que cantó a otros héroes en el único lugar que Chile le ha dado: un nicho envejecido, abandonado, solitario, como él mismo fue condenado a vivir. Está entrando por la puerta principal del Cementerio General. Allí hay dos enormes edificios de nichos, muy viejos. El poeta está en el edificio del lado derecho, al comienzo del mismo, en la parte baja. A veces hay flores, a veces sólo la soledad. La misma soledad del gran poeta.

Lo buscaba hacía años. Sólo sabía que estaba en el Cementerio General. Preguntaba por De Rokha o Carlos Díaz Loyola. Búsquedas inútiles.

Al fin, el año pasado, una persona -al parecer un cuidador- me dijo dónde estaba sepultado el gran Pablo de Rokha. Y me lo dijo con un sentimiento profundo. Con un respeto enorme. Aquel hombre del pueblo, seguramente, sí sabía que Pablo de Rokha había sido un cantor de los trabajadores. Y por eso su manera de decirlo y por eso su respeto y su sentimiento.


FUENTES:
"Carta magna del continente", Pablo de Rokha, Edit. Multitud, 1949.
"Fusiles de sangre", Pablo de Rokha, Edit. Multitud, 1950.
"Arte grande o ejercicio del realismo", Pablo de Rokha, Edit.Multiutud, 1953.
"Pablo de Rokha, guerrillero de la poesía", Mario Ferrero, Edic. Alerce, 1967.
"De O'Higgins a Allende", Orlando Millas, Libros del Meridión, sin fecha.


NOTA: Este artículo fue publicado por varios diarios digitales y por la revista literaria digital CINOSARGO que dirige el joven intelectual Daniel Rojas Pachas, hace ya cinco años, teniendo -en total- millares de lecturas.

jueves, 21 de junio de 2012

CUANDO EL NORTE DE CHILE QUISO SER INDEPENDIENTE

Por José G. Martínez Fernández.
 
CHILE: Hace 80 años el Norte grande de Chile aspiró a la separación del Estado chileno. En Antofagasta. Una década antes, cuando se discutía el plebiscito de si Arica pasaría a manos del Perú o de Chile, dicen que existió un pequeño movimiento.
Fue casi una caldera Antofagasta en 1932. Allí se produjo un intento separatista que intentó desligar al Norte Grande de Chile del resto del país.
Clandestinamente se trabajó bastante para un entendimiento entre el norte chileno con las provincias, también nortinas, de Argentina y algunas de Bolivia y con una mínima parte brasileña. Se pensaba que unidas estas zonas podrían formar un nuevo Estado, el que tendría una gran capacidad productora. En esa tarea se desplegaron agentes separatistas en todas las regiones señaladas.
Aunque la mayoría de los nortinos no eran partidarios de lo que ellos consideraban una utopía, otros soñaban con el nuevo Estado y ello tenía en ascuas a los habitantes antofagastinos y nortinos que no sabían a qué atenerse. Al fin de cuentas el movimiento era fuerte ya que contaba con el apoyo de parte del ejército de esa zona. Por ende tenía un poder interesante. Comité Civilista de Antofagasta se llamó la Agrupación que solicitaba la expulsión de un alto número de la oficialidad militar de esa ciudad.
Las razones de las molestias en ella radicarían en la falta de preocupación por la ciudad de parte de los gobiernos que, entonces, se habían sucedido constantemente. El centralismo de que Antofagasta se sentía víctima era una cosa muy viva también en Concepción y en varios otros puntos de Chile.
A la inversa había ocurrido en Arica, cuando ésta, bajo la dirección de Chile, era disputada por este país y por Perú. Eso en los años 20, los cercanos al bullado plebiscito. La diferencia radicaba que los separatistas locales eran muy pocos. Casi contados con los dedos de una mano. Basado en ese hecho yo he escrito una novela, LA INDEPENDENCIA DE ARICA, inconclusa aún, que relata verdades y ficciones. Impresionantes hechos que tocan el corazón y la imaginación.
Buenos y malos personajes, nombres reales e inventados están allí.
Pero volvamos a lo de Antofagasta.
Allá se planteaba que, desde Santiago, se resolvían todas las cuestiones ajenas a ellos y que el norte de Chile sufría por ello. Lo mismo pasaría en zonas de Argentina, Bolivia y Brasil.
El Ejército participaba con fuerza. Era tan importante esto que a 22 oficiales –generales y coroneles- se les pidió su salida.
Fue tan fuerte este movimiento que el general Bartolomé Blanche renunció a la Vicepresidencia de la República y dejó el Gobierno en manos del presidente de la Corte Suprema: Abraham Oyanedel.
Blanche había sucedido en el Gobierno a Carlos Dávila y se había transformado en Presidente Provisional de Chile.
La sublevación militar de Antofagasta –sumada a la de Concepción- era un peso enorme sobre sí.
Mucho faltó para que el Norte de Chile fuese una República Independiente.


NOTA: Este artículo fue publicado por el sitio PERIODICOLEA sin citar al autor. UN VERDADERO ROBO de la citada publicación. El autor permite la reproducción de sus artículos, pero mencionando su autoría, lo que respetan la ABSOLUTA MAYORÍA de los medios periodísticos, tal como lo hicieron, con este mismo texto, DECENAS DE OTROS MEDIOS.
Denunciamos a PERIODICOLEA por ello.

miércoles, 23 de mayo de 2012

MATANZA DE PAMPA IRIGOIN: PUERTO MONTT




El diputado socialista Luis Espinoza asesoraba a las familias en la ocupación como respuesta ante la negativa de las autoridades de concederles parcelas para construir sus viviendas. Durante los cinco días siguientes se vivió una calma tensa con visitas de los carabineros comandadas por el comisario Rolando Rodríguez Marbán, que el mismo sábado 8 de marzo llegó a decir a los pobladores que estuviesen tranquilos y que trazaran bien las calles no preocupándose ya que nadie les molestaría. Pero al día siguiente las Ordenes del Ministerio del Interior hicieron cambiar radicalmente la situación.
En la madrugada del sábado al domingo el diputado socialista Luis Espinoza fue detenido y acusado de infracción a la Ley de Seguridad Interior del Estado por organizar seis ocupaciones anteriores, llevándole preso a la ciudad de Valdivia. Al amanecer, doscientos cincuenta carabineros asaltaron, por orden del ministro del Interior Edmundo Pérez Zujovic y de su intendente en la provincia de Llanquihue, Jorge Pérez, a los ocupantes de la Pampa Irigoin. Estos, en previsión del ataque, habían preparado un rudimentario sistema de alarmas a base de latas atadas con alambre a baja altura que provocaron un gran ruido que les despertó. Las versiones de lo que pasó después son contradictorias, pero los hechos no: las chabolas fueron incendiadas y once ocupantes murieron acribillados por las balas de las metralletas de los carabineros.
La noticia de un nuevo domingo sangriento corrió rápidamente por todo el país provocando una ola de repudio e indignación instantánea. Los funerales se celebraron dos días después con una gran tensión tras la versión oficial lanzada por el gobierno en la que acusaban a los ocupantes de atacar a los carabineros con piedras y de haber herido a uno de ellos y a los políticos opositores de realizar ofrecimientos demagógicos en materia de viviendas a los sin techo; sin embargo diversos hechos como la ausencia de carabineros heridos en el hospital de Puerto Montt, así como la declaración de la familia Irigoin de haber autorizado la ocupación mientras se arreglaba la situación con la Corporación de la Vivienda (Corvi), provocó numerosas protestas en todo el país culminadas en una masiva concentración en Santiago de Chile, convocada por el Partido Comunista, en la que se defendió el derecho legítimo del pueblo a exigir un lugar donde vivir. Incluso la Juventud Demócrata Cristiana llegó a acusar al gobierno del acto represivo y de su política cada vez más alejada y contraria a los intereses del pueblo.
El autoritarismo creciente del gobierno de Edmundo Frei y de su ministro de Interior, Pérez Zujovic, les llevó a ser marcados como los culpables de la masacre de Puerto Montt como expuso la senadora Julieta Campusano: "Las balas asesinas se llaman Frei, Pérez Zujovic. Ellos han dicho que no tolerarán ocupaciones ilegales. Pero, para ellos, el hambre, la miseria, la vivienda insalubre y la condición de allegados, eso es legal". El cantautor del pueblo chileno, Víctor Jara, compuso la canción "Preguntas por Puerto Montt" en la que acusaba directamente al ministro del Interior por haber ordenado la masacre y marcharse de vacaciones ante las consecuencias de la misma. La canción fue aumentando su popularidad a medida que la del gobierno de Frei se desprestigiaba por momentos y provocaba su derrota en las urnas en las elecciones presidenciales de 1970, que culminaban con la victoria de la Unidad Popular de Salvador Allende.
El automóvil en donde Pérez Zujovic sufrió el atentado. La masacre que judicialmente quedó impune, sin embargo significó la sentencia para el ministro del Interior Pérez Zujovic, ya que el 8 de junio de junio de 1971, cuando el gobierno ya era ejercido por Salvador Allende, un comando extremista, perteneciente al grupo Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP) le ametrallaba cuando conducía su vehículo. La investigación terminó con la localización del comando terrorista y la muerte de tres de ellos, los hermanos Ronald y Arturo Rivera Calderón y Heriberto Salazar Bello. Los correligionarios de Pérez Zujovic, como el escritor Enrique Campos Menéndez, señalaron a los dirigentes del gobierno de la Unidad Popular como los autores intelectuales del crimen y les acusaron de querer transformar el Chile libre y democrático en un gran campo de concentración. La historia, sin embargo, les quitó la razón rápidamente, el 11 de septiembre de 1973 las fuerzas militares derrocaban, tras un golpe militar, al gobierno democrático de Allende, asesinándole al igual que a miles de chilenos que no comulgaban con sus ideales fascistas, como Víctor Jara y Luis Espinoza, torturados y asesinados por el régimen de Pinochet.

Pampa Irigoin, 1969: claves de una masacre

Puerto Montt en 1969 vivía un fuerte crecimiento demográfico. Producto del terremoto del 22 de mayo de 1960 llegaron de las zonas rurales gente que se habían visto afectado de alguna que otra manera por este fenómeno natural, si a nivel nacional el crecimiento poblacional era de 3,4% en el caso de esta ciudad llego al 9,2% lo que hizo aumentar su población en un 50 %. Todo esto, sumado ha la perdida de varias familias puertomontinas de sus hogares por el sismo y la imposibilidad de muchos para retornar al mismo lugar a edificar por razones de seguridad por ejemplo por encontrarse en ladera de cerro llevo al inicio de tomas de terrenos que eran una respuesta de la población a la incapacidad de las autoridades locales y estatales para brindar solución a sus necesidades habitacionales.

Fuera de control

La Pampa Irigoin era un terreno baldío ubicado en el sector alto de Puerto Montt. No era útil para la faena agrícola, eran pantanosos y húmedos de muy mala calidad solo algunos animales de la feria de Osorno pastaban por aquellos días. En 1968 se produjo una toma en el sector por un grupo de 70 pobladores que formaron un comité de los sin casa apoyados por el diputado socialista Luís Espinoza Villalobos. Esta gente de zonas rurales que habían vivido un proceso de proletarización acelerada dejando sus hábitos campesinos y entrando a todos los códigos de la vida urbana tenían una condición laboral precaria (obreros de la construcción, en vialidad, carpinteros, feriantes, vendedores de leña o simples cesantes), que con sus familias arrendaban o vivían allegados en poblaciones marginales de la ciudad.
A pesar de los conflictos con carabineros en diciembre de 1968 los ocupantes le fueron concedidos terrenos que comenzaron a pagar en una cuota de un 10% de su valor real. Sin embargo pronto llegaron 150 individuos más a ocupar terrenos y el 4 de marzo de 1969 esta situación se desbordo con el arribo de otros 400 lo que agudizo la tensión con las autoridades locales.

Un mal plan

Desde que se produjo la ocupación de la Pampa Irigoin carabineros de la quinta comisaría iban constantemente a la población demandando el abandono del lugar. En octubre de ese año se produjo un enfrentamiento que se saldo con tres pobladores heridos a bala y 25 carabineros lesionados.
Cuando en la mañana del domingo 9 de marzo de 1969 por orden del ministerio de interior ejecutada por el Intendente ( S) de la Provincia de Llanquihue Jorge Pérez Sanchez carabineros a partir de las 7 A.M con 200 efectivos inicio el desalojo ingenuamente pensando que ha estos pobladores se los encontraría dormido, pero con un sistema de alarma implementado por los lugareños pronto se detecto la presencia de los uniformados.
La mala decisión de las autoridades centrales para enviar a una fuerza de choque, que ya había tenido roces con los pobladores genera la tragedia. Mientras los carabineros destruyen las precarias construcciones prendiéndole incluso fuego, avanzando a pie y a caballo apuntando con sus carabinas y metralletas a los pobladores, estos con palos y piedras responden a su presencia. Los uniformados sintiéndose sobrepasados disparan balas y gases lacrimógenos lo que con lleva a una hora de enfrentamiento con el trágico saldo de 10 muertos y 50 heridos. Muchas de las victimas que recibieron el balazo por la espalda eran personas que estaban mirando los enfrentamientos o recién estaban levantándose, incluso un bebe murió por efecto de los gases.

La indiferencia de la autoridad

Toda esta situación pudo a verse resulto por una acción más decidida del gobierno de la época por encontrar solución al apremiante problema habitacional que azotada a Puerto Montt. La modernización acelerada de la ciudad encontró autoridades incapaces de hacer las reformas necesarias para asimilar a la nueva población a la urbe. Esta incapacidad es claro en el caso de Pampa Irigoin. El propietario Rociel Irigoin Oyarzún, agricultor, comerciante, masón y bombero, nunca presento una demanda judicial contra los ocupantes, lo único que hizo fue dejar una constancia de los hechos en carabineros. Es más por aquellos días estaban avanzadas las conversaciones con el Ministerio de vivienda para la venta del predio para la construcción de una población CORVI como también regularizar sus impagas contribuciones fiscales.
Esto demuestra que existían objetivamente los caminos para resolver el tema de los terrenos de la Pampa Irigoin, pero prepondero la violencia estatal, signo del fracaso de un gobierno y las autoridades locales que no supieron responder a los ajustes necesarios que requería el proceso de trasformación de esta urbe que entraba a la era de la modernización donde la cultura de masas reinaría.
Wladimir Soto Cárcamo (Antropólogo, Magíster en ciencias sociales)

Autoridades de la época de la matanza de La Pampa Irigoin

-Presidente de la republica: Eduardo Frei Montalva.
-Ministro del Interior: Edmundo Pérez Zújovic.
-Intendente de Llanquihue: Bartolomé Palacios Kallman.
-Intendente Subrogante: Jorge Pérez Sánchez.
-Intendente Subrogante y jefe de plaza: Antonio Espinace. Coronel de aviación.
-Alcalde de Puerto Montt: Sebastián Pesce Ascuitti.
-Regidores: Alejandro Meersohn.
Hélice de Pérez, Raúl Blanco, Luis Espinoza. Oscar Meza y Arturo Mayorga.

Víctimas de la matanza de Pampa Irigoin

-José Santana Chacón [ 64 años].
-David Montiel Valderas [ 34 años].
-Wilibaldo Vargas Vargas [ 31 años ].
-Luis Alderete Oyarce [ 19 años ].
-Arnoldo González Flores [ 34 años].
-Jovino Cárdenas Gómez [ 29 años].
-Federico Cabrera Reyes [ 24 años ].
-José Flores Silva [ 19 años ].
-José Aros Vera [ 27 años].
-Róbinson Montiel Santana [ Bebe de 9 meses fallecido por efecto de las bombas lacrimógenas].

Puerto Montt, crimen colectivo Discurso de Salvador Allende


"Quiero señalar que estuve en Puerto Montt. Por lo tanto, lo que voy a decir lo he vivido, observado, conversado y discutido”.

“Digo, midiendo mis palabras, que a mi juicio, éste ha sido un crimen colectivo y que hubo en él premeditación y alevosía. No se me escapa la gravedad de lo que estoy sosteniendo. Pero ¿por qué lo digo? ¿cuáles son los hechos?. No ha habido ocupación de terreno, sino ampliación de una población que empezó a formarse hace ocho o diez meses y que estaba terminada. Ello sucedió el día 4 de marzo. Ciertamente fueron ocupándose terrenos adyacentes a esa población, para ampliarla, hasta que llegó el día viernes 7, me parece a ser de setenta o noventa el número de ocupantes que levantaron allí sus modestas, humildes viviendas de madera, enarbolando la bandera patria. Carabineros no intervino.

“El día 8 de marzo óigalo bien el Senado ¡el día 8 de marzo! A las 11.10, el comisario de Puerto Montt, mayor Rolando Rodríguez, llega al domicilio del regidor y diputado electo, compañero Luis Espinoza y le pide acompañarlo a los terrenos ocupados. Lo espera, porque Espinoza estaba enfermo en cama. Juntos, en el “Jeep” de carabineros, llegan donde se encontraban los ocupantes de los sitios, y el comisario justifica su presencia diciendo que su propósito es hacer una encuesta. Pide a los dirigentes, por medio del compañero López no sé qué domicilio político tenga; hablo de “compañero”, porque es un trabajador, los nombres de esos pobladores. Le son indicados 51 nombres y se le agrega que son más, pero que la lista no está completa y que en la tarde le serán proporcionados los demás. En la tarde, el jefe de Carabineros manda a dos de sus hombres de civil, a quienes se entrega la lista de los cuarenta y tantos nombres restantes.

“¿Qué dice el comisario a la gente? Que estén tranquilos, que respeten el trazado de las calles, que no se va a suceder nada. Y ese hombre que busca al regidor a quien el gobierno y el subsecretario del interior, con impudicia y cobardía, han calificado de responsable material de los hechos; ese hombre que va allí a hacer una encuesta, ¡es el que manda la tropa dieciséis horas más tarde!.
“En mi vida he visto, Señor Presidente, un hecho de tal naturaleza. Esa actitud requiere una explicación inmediata. ¿ Cómo es posible que el comisario vaya a buscar al que después será sindicado como responsable, se ampare en su autoridad moral frente a la gente y más tarde ordene disparar impune, cobarde y arteramente contra los trabajadores.

“Pero hay más, el señor Espinoza se retiró poco después de que se fuera el mayor de Carabineros. Regresó a su casa, y el sábado en la tarde fue al pueblo de Llanquihue, vecino a Puerto Montt, de donde regresó a la una de la mañana, porque había ido a un festejo de su victoria electoral . Al llegar muy cerca de su casa es detenido por personal de Investigaciones que llevaba una orden del intendente subrogante y secretario en propiedad, de apellido Pérez Sánchez. Es llevado al cuartel de Investigaciones y se le notifica que debe ser trasladado de inmediato a Valdivia. Estando ahí con los jefes de Investigaciones, llega el coronel Apablaza, con veinte o treinta carabineros armados que rodean el cuartel, y solicita se le entregue el detenido. Investigaciones rehúsa. El coronel Apablaza se defiende, injuria al detenido y le dice qué le va a ocurrir pocas horas después y que no se ha de librar. Se retiran el Coronel Apablaza y su tropa. Deliberan los jefes de Investigaciones y resuelven que vayan, no dos o tres, sino cinco o seis funcionarios, en una camioneta, a dejar al detenido en Valdivia, pues temen lo que ocurrió a cinco kilómetros de la ciudad de Puerto Montt: un furgón de Carabineros intercepta la camioneta de Investigaciones, y un oficial de baja graduación, acompañado de tres soldados, reclama se le entregue al señor Espinoza. De nuevo, los jefes de Investigaciones rehúsan, y, frente a la actitud amenazante de carabineros, les dicen que ellos también están armados.

“Señores senadores, ¡qué extraño es oír a un político relatar estos hechos! Es lo que ha dicho Luis Espinoza en presencia de diez mil personas en los funerales, en Puerto Montt. Y está comprobado por el fiscal y por el intendente subrogante, coronel de aviación señor Antonio Espinace.

Me refiero al hecho de que el mayor Rolando Rodríguez estuviera con el regidor en la población, y a que el coronel Apablaza fuera con tropa, a reclamar el detenido ¿qué explicación valedera puede darse de esas actitudes? ¿puede alguien admitir que carabineros iba a realizar una encuesta, dado su proceder posterior? ¿Puede alguien imaginar que un jefe de la graduación del coronel Apablaza reclamara un detenido por temor a que la población fuera a rescatarlo al cuartel de Investigaciones? ¿Y que, camino a Valdivia, fuera nuevamente requerido en igual sentido el personal de Investigaciones? Lo sucedido obedecía, a mi juicio, a sola intención: cometido el error de detener, a la una de la mañana, al regidor Espinoza, se le quería llevar a la población para proceder después sindicarlo como el responsable material y acribillarlo como se acribilló a los pobladores”.

“¡Qué desproporción, señores senadores! Lo sucedido en Puerto Montt, además de ser crimen colectivo, fue un crimen premeditado: se retiró al intendente Bartolomé Palacios y se nombró en calidad de subrogante al secretario abogado titular señor Pérez Sánchez, hermano de otro abogado a quien el regidor señor Espinoza acusó públicamente de tener responsabilidad en el homicidio de una menor de diecisiete años. Ese abogado Pérez Sánchez fue condenado en primera instancia y absuelto después por la Corte porque la familia de la muchacha no tuvo abogado. ¡Tal es el drama económico de esa pobre gente!.

“Durante las pocas horas en que fue intendente subrogante el señor Pérez Sánchez con intervención directa de él, se suscitó el drama. El fue quien solicitó autorización para proceder, la que le fue entregada por el ministro por intermedio del subsecretario. Al mismo tiempo, dio la orden de hacer detener al regidor Espinoza. Ya he señalado la enormidad jurídica que esto implica: órdenes administrativas en ambos casos.

“La ocupación de los terrenos fue, como he dicho, una simple ampliación de una ocupación anterior, que dio origen a la población “Ampliación Manuel Rodríguez”, porque allí existía desde antes la población “ Manuel Rodríguez”. Hace seis u ocho meses se tomaron esos terrenos, pertenecientes al mismo propietario y que forman la llamada “Pampa Irigoin”, que ahora se denomina con razón “Pampa de sangre”. El sector ocupado últimamente está separado por un trazo que será algún día calle, llamado “Magallanes”. Es decir, entre la “Ampliación Manuel Rodríguez” y los terrenos en que se suscitó el drama no hay veinte metros de distancia: es útil no olvidarlo, lo que más adelante daré a conocer.

“La ocupación de ahora fue tolerada. Se hizo a la luz pública, de día y en forma paulatina, a partir del 3 de marzo. El desalojo ocurrió el 8 de marzo. ¿Por qué carabineros no procedió antes?.

“Otro hecho corrobora que hubo premeditación, y este hecho no ha sido negado ni se han atrevido a ponerlo en duda: el mayor Rodríguez fue a la casa del regidor señor Espinoza óiganlo bien, señores senadores a pedirle, ¡a ese “delincuente prontuariado”!, cuyos antecedentes, falsos por ciertos, tenía el ministerio y fueron publicados al día siguiente del drama, que lo acompañara para realizar una encuesta. Y el mayor Rodríguez estuvo junto con el regidor más de una hora conversando con los pobladores, a quienes dijo que respetaran los trazos de las futuras calles, qué nada ocurría”.

“Hubo premeditación, porque se trasladó allá a más de doscientos carabineros de las provincias de Osorno, Chiloé y Valdivia. Y después de ocurrido el hecho que condenamos, llegó el grupo móvil de Santiago en aviones de la Fuerza Aérea”.

“Sostengo que, además de ser el de Puerto Montt un crimen colectivo y premeditado, ha sido alevoso, porque la actuación del mayor Rodríguez permite así afirmarlo: Fue a estudiar las condiciones del terreno en que iba a operar dieciséis horas después”.
“Señor presidente, carabineros actuó con el poder de fuego propio de una guerra. A eso también se debe que la mayoría de los heridos y de los muertos no fueran ocupantes: las víctimas se encontraban en la población “Ampliación Manuel Rodríguez” la cual, como dije hace un instante, está separada sólo por el trazo de una calle, a veinte metros, de los terrenos en cuestión.
Y aquí se encuentran las fotografías las entregaré para que sus señorías las vean tomadas por ese profesor universitario. En ellas pueden verse algunas casas de la Ampliación Manuel Rodríguez, cuyas murallas tienen el espesor de una tabla. Una bala de carabina puede atravesar tres, cuatro, cinco o más viviendas miserables. Eso fue lo que ocurrió: fueron asesinadas personas que no participaban en la ocupación y que estaban en sus casas. Allí murieron algunas de ellas”.

“Hay más señores senadores. Me cuesta decirlo, y no por la responsabilidad que pueda caer sobre mí, porque lo voy a expresar públicamente. Se asesinó óigalo bien el Senado, se asesinó a un muchacho de diecinueve años cuyo nombre tengo y daré a conocer en pocos minutos más. Una o dos horas después de la masacre y hay testigos que lo acreditarán , cuando todavía había heridos que continuaban desangrándose, cuando, lógicamente, no pudo hacer otra cosa que gritar “¡Asesinos!”, entonces se rubricó el asesinato, porque lo balearon. ¡una o dos horas después! Su nombre es Arnoldo Gonzáles Flores”.

“Por tanto, insisto en que se trata de un crimen , de un homicidio premeditado y alevoso, es decir , con dos agravantes definitivas”.

“No voy a suponer que el Presidente de Chile ordenara la matanza; pero sí puedo decir que , lamentable y dolorosamente, el señor Edmundo Pérez fue llevado al ministerio del interior como símbolo de la mano dura, nombre de una política que no pusimos nosotros, señores senadores, sino los propios democratacristianos que reclamaron su implantación en un acto único en la historia de Chile, después de la masacre de El Salvador ”.

“Pero también hubo algo de tipo personal, porque la actuación del intendente Pérez Sánchez, que duró prácticamente 36 horas, tenía el sello del encono familiar en contra del diputado electo señor Espinoza, por haber sido éste quien denunció al hermano de aquél. Tan sospechosa, irresponsable y torpe fue la actuación del intendente subrogante, que duró 36 horas, ya que, producidos los hechos, fue removido, colocándose en su lugar al jefe de la plaza coronel Espinace, buscando en la autoridad moral de un hombre que viste el uniforme de los soldados de Chile la serenidad que quería darse a quienes seguramente no habrían tolerado que siguiera como jefe de la provincia un hombre con los antecedentes políticos y con la manera de actuar del secretario de la intendencia.

“Pues bien, a mi juicio, queda claramente establecido el porqué de este crimen y las características que ha tenido”.
(*) Intervención ante el Senado de la República de Chile, 13-III-1969, Archivo Salvador Allende, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 1990.