jueves, 18 de octubre de 2012

MAURICIO MORALES DUARTE, OTRA VÍCTIMA DEL ESTADO PARÁSITO CHILENO

Reflexiones: Por qué murió Mauricio Morales Duarte

March 14, 2010 Leave a comment
Anarquista Mauricio MoralesMucho se dijo acerca de Mauricio Morales, el joven universitario que terminaba sus estudios en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, quien murió despedazado por el artefacto explosivo improvisado que portaba. En los medios de prensa se indicó incluso que era instructor en explosivos. La verdadera historia dista mucho de esto.
Mauricio Morales perteneció a una orgánica anarquista que se desarrolló principalmente en las universidades y que de manera tangencial participaba en centros alternativos en los cuales se difunde entre otras ideologías la anarquista, a la cual pertenecía. Mauricio Morales era un joven de clase media que cursaba estudios universitarios en una universidad privada, quien se caracterizó por tener cierto liderazgo entre sus pares. Mauricio Morales era vegano, perteneció al movimiento straight edge, pero su interés ideológico fue siempre el anarquismo individualista.
Morales, la noche del 21 de mayo cometió un error de principiante, un error que le costó la vida. Evidentemente Mauricio Morales no estaba acostumbrado a realizar atentados explosivos, es posible que ésta haya sido su primera y de seguro última vez.
Posterior a la muerte de Mauricio Morales se han producido a lo menos 20 atentados explosivos sólo en la ciudad de Santiago de Chile. La logística de estos anarquistas era bastante simple: elaboración de un artefacto explosivo improvisado del tipo tubo, dos o tres individuos encargados de su colocación utilizando como medio de movilización bicicletas. El segundo individuo que fue registrado por una cámara de seguridad, sigue prófugo de la policía hasta el día de hoy, en dos meses se cumplirá un año de la trágica noche en la que por primera vez los cientos de artefactos explosivos causaron una muerte. Desde ese día Morales pasó a la historia internacional del anarquismo, creando un fuerte sentimiento de solidaridad internacional entre sus pares quienes han querido seguir el “legado” de Morales. Italia, México, Argentina solidarizan con el anarquista muerto por la vía directa de realizar atentados que dieran a conocer al mundo de la muerte de este joven anarquista: Mauri, la tua rabbia brucia nelle nostre vene
Como muy bien señala otro anarquista … la caída de Mauricio se da en un contexto de guerra social indesmentible y de rebelión creciente ante el lujo monstruoso de los ricos que no cesa de aumentar. No es casual que su cuerpo haya partido a metros de la escuela de gendarmería, pues la clara conciencia de la existencia de esta fábrica de carceleros y la necesidad de atacar uno de los principales entramados de castigo, aislamiento y exterminio de proletarios, da cuenta de su sólida disposición ofensiva que traspasa los limites de variadas e inconsistentes teorías del conformismo que, mimetizadas tras un abanico de lenguajes y simbologías, intentan hegemonizar en el control de nuestras mentes para neutralizar así las continuas revueltas cotidianas en las que vivimos inmersos como individuos rebeldes e insurrectos capaces de activar sin esperar ordenes de nadie, alimentados por una incesante sed de justicia.

NOTA. Este texto ha sido tomado de un medio digital anarquista.

martes, 2 de octubre de 2012

Jecar Nehgme: consecuencia, decencia y heroísmo de un líder

Traen a la memoria (aunque está allí permanentemente) el nombre de Jecar Nehgme, asesinado vocero del MIR, último héroe que se resistió a la crueldad de una dictadura. Traen su nombre porque no hay justicia.Por José Martínez Fernández
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17 de Febrero, 2009 09:02
Foto/.patricio
Cuando todos en Chile pensábamos que en su agonía la dictadura no manifestaría más que alaridos y disparos al azar, remojones y palos a lo que protestaban contra ella, cosas a las que la democracia, sucesora de ella, también nos tiene acostumbrados, estábamos en un grave error.
La dictadura, es decir sus serviles, la noche del 4 de septiembre de 1989 (fecha emblemática), tendieron una emboscada a un hombre que iba solo –y sin ninguna arma- por calle Bulnes, cerca de la Alameda. Aquí en Santiago de Chile.
Digo hombre, pero era un joven. Un buen e idealista joven.
Jecar Nehgme Cristi JAMÁS ATACÓ A NADIE, JAMÁS USÓ UN REVÓLVER. Y allí –viéndolo solo- los serviles de la dictadura (CNI) le acribillaron.
Por ese hecho este caso se convierte en uno de los crímenes más cobardes hurdido por los sicarios del régimen militar y la mayor vergüenza que pueda caer en la historia del Chile reciente.
Al menos Miguel Enríquez y otros estaban armados, preparados, para enfrentar a un enemigo poderoso. Y lo hicieron. Al menos muchos militantes miristas, socialistas, comunistas, y uno que otro anarquista, estuvo con su arma al lado, para defender sus principios… ya fueran errados o no.
Pero a Jecar Nehgme lo mataron cuando caminaba tranquilamente por una calle de Santiago, cuando esa calle era cubierta por la noche, cuando él, joven de una inteligencia y liderazgo escasos, iba a su casa o a cualquier lugar.
Y lo mataron por eso. Porque, como diría Miguel de Unamuno, hay quienes odian la inteligencia…¡Y harto inteligente era Nehgme!
Los sicarios que no sabían más que usar sus armas contra un hombre desarmado tuvieron su festín. Lo acribillaron.
Hasta hoy la familia de Jecar Neghme Cristi busca justicia. Sus asesinos han sido condenados a penas mínimas y remitidas. Todos están libres. ¡Qué singular país es éste en que los asesinos no purgan sus delitos en la cárcel!
Ante ese hecho la familia va a recurrir a una Corte Internacional de Justicia. ¡Qué lo haga! Porque nuestro gobierno no es capaz de poner las barbas en remojo a estas resoluciones infames de los tribunales.
Nuestra democracia debilucha no ha sido capaz de hacer una “vocería” (que sí hace para criticar a los mapuche) contra esa injusticia.
Pero hay una cosa clara. Los asesinos de Nehgme estarán en el panteón de los olvidados, de los sicarios que entran sólo a la historia del horror.
Jecar Nehgme Cristi es un hombre que ha quedado en la memoria de Chile. Es un caso en que la dictadura no puede alegar enfrentamiento falso o verdadero. Es simplemente un crimen. Un espantoso crimen.
Un crimen contra un líder, un hombre cuyo pecado único fue luchar con sus ideas contra el régimen que nos echó mucha noche en nuestras vidas.
Por eso muchos le quieren, por eso muchos le admiran. Y se sabe que él es digno sucesor de Luciano Cruz, de Nelson Gutiérrez, de Arnoldo Ríos y de tantos otros rebeldes, que creyeron en la utopía de un Chile distinto.
Sus asesinos (lumpen militar-proletario) gozan de libertad física. Son oficiales de baja graduación, ordenados, mandados seguramente por altos mandos. Si tienen conciencia (no lo creo) deben tener pesadillas.
Y si no la tienen por ello deben tenerlas, al menos, por haber matado al dirigente social chileno más bueno de los años ochenta. Un joven que jamás ocultó su cara para criticar la oscuridad en que Chile vivía.
 
(Este artículo se publicó en varios diarios digitales y en el sitio de recuerdo del dirigente mirista y en otros medios en febrero de 2009).

domingo, 19 de agosto de 2012

ASESINATO DEL POETA GÓMEZ ROJAS Y PERSECUCIÓN DE OTROS ANARQUISTAS EN 1920

José Domingo Gómez Rojas, el poeta-cohete: lucha, prisión y muerte


Hace 90 años, otro profundo dolor afectaba a la clase obrera chilena. El 29 de septiembre moría, loco y encerrado, José Domingo Gómez Rojas, poeta, estudiante, anarquista, fiel representante del espíritu impetuoso y sensible de la generación de 1920.
Su muerte coronó fatalmente una época de represión, de persecución y ataques a todo el movimiento popular de parte de los gobiernos oligárquicos de las primeras décadas del siglo XX, situación que en 1920 afectó directamente a muchos de los participantes de las numerosas colectividades anarquistas de la época, perseguidos y violentados, envueltos en montajes y hechos prisioneros.
Una historia que se repite de vez en cuando y hoy nos suena como tragicomedia, a propósito del bullado caso “bombas de ruido”.
EL CRISTO DE LOS POETAS
Durante las primeras décadas del siglo XX, la clase dominante chilena se adjudicaba una muy mala gestión en su intento de llevar al país a la modernidad capitalista. La llamada “cuestión social” develaba las víctimas de este proceso. El rápido crecimiento de la fuerza de trabajo y la concentración en ciudades no preparadas para recibir altos niveles de migración, agudizaron los problemas sociales (hacinamiento, cesantía, mortalidad infantil, desnutrición, etcétera) a la par que empujaron a los trabajadores a fortalecer su organización. Crecidos cuantitativa y cualitativamente, los explotados salieron a la calle y desafiaron al Estado.
José Domingo Gómez Rojas (JDGR de aquí en adelante) había nacido en 1896, el 4 de agosto. Hijo de una madre analfabeta y de un padre ebanista, creció en la pobreza, pululando por el barrio Yungay y luego por San Diego, Nataniel y Avenida Matta, y conviviendo con todas las miserias, personajes y valores del bajo mundo, condiciones que marcarán profundamente su vocación y creación.
En 1908 entra a Humanidades en el liceo Luis Barros Borgoño y ya a sus dieciséis años publica su primer libro de poesía, el más conocido y radical: “Rebeldías Líricas”. El mismo año, 1913, viaja a Argentina para estudiar a sus escritores, principalmente a Almafuerte (Pedro Palacios). Lector de Oscar Wilde y Nietzsche, JDGR también escribe comentarios de arte y obras de teatro, destaca por sus arengas e intervenciones públicas y trabaja activamente en iniciativas culturales y sociales, como las clases que realiza en un liceo nocturno para obreros (lo que le ayudaba, por cierto, a obtener algún ingreso).
A juicio del historiador Sergio Grez Toso, su figura “no da para simplificaciones, porque sus definiciones ideológicas eran complejas y contradictorias”. Y lo dice en relación a la cercanía de JDGR con el mundo cristiano protestante, en cuyas revistas publicó sus primeros poemas, así como por su paso por la Juventud Radical.
Sin embargo, para Diego Mellado, miembro del Grupo de Estudios JDGR, “en la medida en que comprendemos el pensamiento de su tiempo, y toda la amplitud e intereses que existía entre los jóvenes, no vemos mayores contradicciones, en tanto que su postura frente al cristianismo era anticlerical, característica elemental que compartía con los radicales”.
Como señala Maximiliano Astroza-León, en su ensayo sobre el poeta, “Rebeldía y Libertad…”, aunque los anarquistas de la época hacían causa común con radicales y masones en protestas anti-clericales y anti-religiosas (…) advertían en sus periódicos que esos actos no cambiaban en nada la situación del pueblo, no tenían nada en común con el anarquismo y la participación en ellos de los libertarios, debía efectuarse dejando clara sus posiciones.
Luego de su primera época lírica, en sus postreras “Elegías”, JDGR adopta una lírica cada vez más mística, con referencias a la ineludible tragedia de la muerte para el ser humano, pero sin despegar nunca sus pies de lo terrenal y social.
Sus “Rebeldías Líricas” son gritos en contra de la explotación y los explotadores, cantos juveniles al amor y a la naturaleza, exhortaciones a la humanidad, frescos donde se describe vívidamente el sufrimiento de los miserables (“En el hospital” o “El suburbio”, entre muchos otros), pero, a la vez, son mesiánicos sones que profetizan la revolución social, la construcción de un mundo verdaderamente humano que redima del sufrimiento cotidiano a la mayoría trabajadora.
“Yo, hijo de este siglo hipócrita y canalla / reniego de mi siglo y salgo a la batalla / con gritos de amenaza y ayes de rebelión, / sean mis gritos cantos rojos como la dinamita / y como mis dolores, como mi ansia infinita, / como mi sed eterna de redención”, recitaba en “Renegación”, como un eco meridional de dadá, como reflejo una época absurda que, en ese momento, enviaba a los proletarios a despedazarse en los campos de batalla europeos.
Respecto a lo que puede considerarse como su “arte poética”, JDGR anotaba en su diario el 26 de diciembre de 1916: “Yo he notado en mi poesía una profunda tendencia a espiritualizar la vida (…) Músicas ignoradas, o que me han sorprendido como nuevas, bellezas desconocidas, o que me han parecido revelaciones, momentos que han puesto en mi alma visiones que me han sido como sobrehumanas, han determinado en mi la convicción de que yo puedo decir versos eternos, que yo puedo escribir palabras que Dios mismo ha puesto en mis labios”.
LA ALIANZA OBRERO-ESTUDIANTIL
“JDGR es de esas tantas figuras que llega a la política a través de la vida bohemia -artística e intelectual- de esos años. En ella se reúnen poetas, escritores, personas de variada condición social -clases medias y bajas- que ven en la bohemia un modo de vida, una cultura contestaria respecto a la cultura oligárquica y católica”, afirma Sergio Grez.
De todas maneras, es necesario agregar que, quizás paradójicamente, es la propia existencia del poeta en la precariedad del mundo popular lo que lo lleva a educarse, auto-educarse, luchar por un mundo más justo, desde un punto de vista libertario, y expresarse de manera sublime a través de las letras.
“Como el mar que modula sus canciones
-sus canciones formidables, sus tormentas y tormentos-
Es mi alma que modula sus lamentos
Que son cantos que predicen las futuras, las tremendas, formidables rebeliones!…”
La Federación de Estudiantes de Chile (Fech) fue fundada en 1906 por jóvenes universitarios de ideas avanzadas y en ella rápidamente confluyeron, además, sectores de obreros y artesanos.
Para Fernando Vallejos, militante del Frente de Estudiantes Libertarios (FEL), es importante señalar que la relación que se construyó entre obreros y estudiantes, “no respondió al típico asistencialismo de los que creen ‘salvar a los pobres’, sino que fue expresión de una conciencia de clase, que a través de sus propias manos busca la liberación”.
Gómez Rojas -o Daniel Vásquez, de acuerdo al alter ego poético más romántico con el que engañó a algunos de sus contertulios-, estudiante de Leyes y Castellano del Instituto Pedagógico, se involucró en este movimiento, que contó entre sus filas con destacados dirigentes como Santiago Labarca, Juan Gandulfo, Daniel Schweitzer, Alfredo Demaría y Pedro León Ugalde y a Voltaire Argandoña, Hortensia Quinio, Armando Triviño, Manuel Rojas y José Santos González Vera como fieles representantes de esa generación de recambio.
En 1918 dan forma a la Universidad Popular Lastarria, donde trabajadores y estudiantes compartieron conocimientos, en la década que duró, y que contó con el apoyo de intelectuales y académicos que aportaron su experticia, como Carlos Vicuña, Augusto D’halmar, Julio Montebruno, Guillermo Labarca y su esposa Amanda Labarca (feminista), entre otros.
Así como en las organizaciones de trabajadores, a partir del primer Congreso de la Fech, ese mismo año, predominará la idea anarquista y revolucionaria. Incluso el historiador conservador Mario Góngora lo confirma: “Sus dirigentes, a fines de la década de 1910, son sobre todo anarquistas y antimilitaristas (…) antibélicos hasta el escándalo”.
Gómez Rojas “fue un enorme, porque en su figura confluían los mejores valores de ese movimiento estudiantil”, afirma Francisco Figueroa, actual vicepresidente de la Fech, quien agrega que la Federación en los últimos años ha hecho varios esfuerzos por recuperar su legado y el de su generación, “no con la onda de la memoria nostálgica, sino con la idea de recuperar aquello que en el presente todavía sigue siendo útil”.
Para Vallejos del FEL, si bien el contexto en el que hoy se inserta el movimiento estudiantil es muy distinto, el carácter de la antigua Fech “dejó de existir hace mucho tiempo y hoy representa el discurso de ciertos partidos políticos, no el de los estudiantes”.
“A las organizaciones estudiantiles les queda mucho camino por recorrer en pos de convertirse en una herramienta poderosa acorde a las necesidades del movimiento popular, de ahí que muchas veces hemos tenido reparos a las formas de construir que han asumido la Fech y otras federaciones”, concluye.
A sabiendas de que la Federación de estos años “es un legado tremendo”, por los niveles de incidencia y participación en los procesos políticos nacionales, Figueroa considera que reeditar lo que hicieron “está fuera de nuestras manos, porque son cuestiones que obedecen a procesos más grandes. Lo que sí, buscamos revivir su vitalidad política y su íntima y genuina relación con el movimiento popular”, explica.
Sergio Grez aclara que el anarquismo “hace puente entre sectores obreros y otros no directamente proletarios, pero sí de las clases medias y bajas, que son parte de los sectores populares, ancladas más al sector estudiantil, cultural, bohemio, aún cuando las fronteras entre estos sujetos sociales son difusas y permeables”.
EL “PROCESO A LOS SUBVERSIVOS”
¡Pobres que van a defender la Patria
Y que nunca han sabido lo que es ella,
Pues sólo han ido a defender terruños
O trapos viejos que llaman banderas;
No saben que es de ricos esa Patria
Y que la Patria de ellos es la Tierra!”
Aunque se estaba articulando desde 1917, a fines de 1919 se concretó el esfuerzo desplegado por los libertarios en el ámbito sindical con la fundación de la I.W.W. (Trabajadores Industriales del Mundo), que en 1922 calculaba que al momento de su fundación contaba con 6 mil asociados. Triviño, Gandulfo y el poeta-cohete participarán en esta instancia.
Frente a la amenaza que la organización obrera significaba para el Gobierno, este utilizó diversas formas de represión en contra de los agitadores. La Ley de Residencia, por ejemplo, que comenzó a aplicarse desde 1919, persiguió y expulsó a numerosos inmigrantes anarquistas europeos y latinoamericanos residentes en Chile. Por otro lado, Luis Emilio Recabarren también fue encarcelado en este período.
Asimismo, el Gobierno de Sanfuentes, generó un escenario que derivó en el llamado “proceso contra los subversivos”, “un tongo político del año 20, destinado a desviar la atención de la gran tensión social y política que reinaba en el contexto de la campaña que llevaría a la presidencia al caudillo liberal populista Arturo Alessandri Palma”, explica Sergio Grez.
Este montaje, conocido como “La guerra de don Ladislao” –por el ministro de Guerra, Ladislao Errázuriz- echó mano al patrioterismo, movilizando tropas a la frontera con Perú y Bolivia, quienes, supuestamente, amenazaban atacar, nuevamente complotados, por sus resquemores tras la Guerra del Pacífico.
Las organizaciones revolucionarias, incluida la Fech y la IWW, no se plegaron al ambiente bélico, criticándolo, por lo que fueron fácil blanco de las acusaciones de “antipatriotas”, acusándoles, incluso, de que los delegados de la IWW eran agentes pagados por el oro peruano.
Este escenario genera el asalto y destrucción de las dependencias de la federación estudiantil por sectores nacionalistas, en pleno día e instigados por el Gobierno.
“Todo es nostalgia, madre, y en esta cárcel
Mi amor de humanidad, prisionero, se expande
Y piensa y sueña y canta por el cercano día
De la gran libertad sobre la Tierra grande”
El 20 de julio el local de la Federación Obrera de Magallanes en Punta Arenas es incendiado por las ligas patrióticas, con la venia de las autoridades locales y la policía, muriendo varias personas en el hecho.
El 21 de julio de ese año se allanan varios locales de la IWW. En Valparaíso, la policía “encuentra” cartuchos de dinamita en la sede de la sindical (hecho que en el juicio fue aclarado: el Capitán de la Policía, Enrique Caballero, contrató a dos hampones para que pusieran el explosivo en el lugar).
En Santiago, por esos días son apresados cerca de 150 sindicalistas y estudiantes, y el 25 de julio cae Gómez Rojas, sólo por su participación en la IWW, lo que para la justicia era sinónimo de asociación ilícita terrorista. Cabe decir que tras el juicio la totalidad de los anarquistas fueron absueltos y, ni la prensa ni el Estado, nunca rectificaron sus acusaciones.
A pesar del gran movimiento popular en apoyo y presión a la libertad de los presos, JDGR yace incomunicado en la Cárcel Pública, y bajo el ensañamiento del juez José Astorquiza, sufre torturas que, finalmente, lo llevarán a la locura. Trasladado al manicomio, muere la mañana del 29 de septiembre. Tenía 24 años.
Sus funerales son multitudinarios (fotografía). Se declaró un paro de tranvías, con el objetivo de que todos los obreros pudieran asistir. En el Cementerio hablaron dirigentes estudiantiles, obreros, amigos, poetas e incluso la gente protegió de la policía a algunos sindicalistas que asistieron a la ceremonia, aun cuando estaban en la clandestinidad.
Tras su muerte, el primer número de la Revista Claridad (órgano de la Fech) está dedicado a la memoria del poeta. Los textos denotan la rabia y el sentimiento de sus compañeros, culpando al Presidente, sus ministros, el Parlamento y la prensa burguesa de su asesinato. Además se incita a la acción popular vindicatoria, “ante la violencia erigida en ley”.
EPÍLOGO
El Grupo de Estudios JDGR se formó el 1º de mayo de 2009 y tomó su nombre del poeta, “reconociendo en este hombre el reflejo de una generación (…) que presenta un pensar y actuar, una ética y moral necesaria en tiempos donde se impone la explotación económica más aguda, la segregación social, la alienación cultural más profunda y la falta de libertad”. Desde ese momento, realizan una labor investigativa, no sólo de la figura de JDGR, sino del anarquismo en su relación con diversos ámbitos, a través de sus sitio web, la editorial Eleuterio y las llamadas “Sesiones Ácratas”.
Y respecto al actual contexto represivo, que tiene entre sus principales víctimas a los antiautoritarios, Grez considera que, guardando las diferencias de contexto, “cada vez que los sectores populares levantan reivindicaciones, expresan malestar y se movilizan, el Estado de Chile ha optado por la criminalización, judicialización y represión. Esto prueba la debilidad del orden socio-económico y del sistema político chileno”, concluye.
Ante esta situación, Fernando Vallejos del FEL, señala que “la única alternativa que tenemos pasa por ir creando desde abajo lazos fuertes y solidarios entre las distintas expresiones del movimiento popular, apostando a construir colectivamente y al calor de la lucha un proyecto de clase propio”.
El nombre del poeta comenzó a escucharse reiteradamente tiempo atrás, cuando un proyecto “modernizador” amenazaba con instalar una enorme estatua de Juan Pablo II en la plaza Gómez Rojas, frente a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, bautizada así, en homenaje al poeta, en la década del 40.
El proyecto fue fustigado, principalmente, por sus implicancias estéticas y por la figura religiosa del homenajeado, pero la importancia de JDGR quedó relegada a un segundo plano en la discusión levantada por ciudadanos y urbanistas.
Hoy, a 90 años de la muerte de “Chumingo” -como le llamaban sus amigos- tenemos una doble misión, una vez que la amenaza de un nuevo olvido de la truncada historia de JDGR se ha aplacado: Imaginar nuevas formas de potenciar un antagonismo popular que haga suyos los deseos de justicia de todos los antiautoritarios, y que sea consciente (y conteste) la tergiversación y las intenciones del poder, al mantener encarcelados a personas sólo por sus ideas.
Por otro lado, difundir por todos los rincones la vida, obra e ideas de Gómez Rojas, un poeta rebelde y revolucionario que –siguiendo a Astroza-León- transmitió no sólo los sentimientos respecto de la dura vida social de su época, sino también la profundidad y complejidad del alma humana.
Por eso ¡larga vida a Gómez Rojas!
BIBLIOGRAFÍA
José Domingo Gómez Rojas, Rebeldías Líricas. Santiago de Chile: Ediciones Ercilla, 1940. http://www.memoriachilena.cl/temas/documento_detalle.asp?id=MC0014508
Luis Vitale, Contribución a una historia del anarquismo en Latinoamérica http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/filosofia_y_humanidades/vitale/obras/obras.htm
Maximiliano Astroza-León, Rebeldía y Libertad. Sobre José Domingo Gómez Rojas, Editorial Eleuterio. Santiago de Chile, febrero, 2010.
Ignacio Bastías Carvacho, Política libertaria y movimiento anarquista en Santiago, 1917-1927. En http://www.archivochile.com/tesis/03_tpo/03po0011.pdf
“Revista Claridad”, Nº 1. Disponible en http://grupodeestudiosgomezrojas.wordpress.com
El Surco, periódico mensual anarquista, septiembre 2010.
Otros textos sobre JDGR en http://www.memoriachilena.cl


Cristóbal Cornejo González.

Publicado en el periódico virtual EL CIUDADANO en septiembre de 2010.

jueves, 2 de agosto de 2012

LA MASACRE DE LA PLAZA BULNES: EL CHILE DE 1946.



La masacre de la Plaza Bulnes fue una masacre ocurrida en la plaza Bulnes en Santiago de Chile, el 28 de enero de 1946 en el gobierno de Juan Antonio Ríos (había delegado el poder, pero seguía vivo), mientras ejercía el mando de la nación como VicepresidenteAlfredo Duhalde Vásquez.

La masacre

El Presidente de la República de ese entonces, don Juan Antonio Ríos renunció el 17 de enero de 1946 a favor de su Ministro del InteriorAlfredo Duhalde Vásquez producto de un avanzado cáncer que meses después lo llevaría a la muerte. En ese instante mientras en la Moneda se producía el traspaso de mando, los trabajadores de las Oficinas Salitreras Mapocho y Humberstone, demandaban a laCosatan y van a paro por que la compañía les había subido los precios en las pulperías.
Alfredo Duhalde, el recién nombrado Vicepresidente apoyó a la compañía y pasó a segundo plano a los obreros. El gobernante interino habló con Mariano Bustos, Ministro del Trabajo en ejercicio para anular la personalidad jurídica de los sindicatos de aquellos obreros cosa que se hizo el 22 de enero de ese año.Al ver que los planes de los senadores comunistas Elías Lafferte y Pablo Neruda habían fracasado, la CTCH convocó a que el 28 de enero de ese año se hiciera un mitin de solidaridad para ayudar a los obreros.
El 28 de enero se reunieron en la plaza Bulnes tras una marcha de varios sindicatos desde la Plaza Artesanos, donde se movilizaron miles de obreros, entre éstos también se reunieron trabajadores de empresas. Pero en Santiago la mayoría de las comisarías se acuartelaron y un insólito despliegue de Carabineros llegó a la plaza, por las órdenes de un oficial apellidado Rebolledo, produciéndose balaceras que hicieron perecer a seis personas dejaron un saldo de varios heridos.
Tras esto, el Partido comunista de Chile se alejó del gobierno (habían votado por Ríos) y el ministro Eduardo Frei Montalva que había asumido la cartera de Obras Públicas en la presidencia anterior renunció a su cargo en repudio a la situación. Otros ministros renunciaron igualmente, ocasionándose una crisis en el gabinete que finalmente Alfredo Duhalde pudo controlar, cabe destacar que en esta masacre fue asesinada la joven comunista Ramona Parra, que se transformó en un ícono de las víctimas de esta masacre.

sábado, 21 de julio de 2012

POR DENUNCIAR AL APARATO ESTATAL CHILENO CORRUPTO LO ASESINARON

Luis Mesa Bell El reportero acallado

Marisol García

Los poco más de dos meses que Luis Mesa Bell alcanzó a dirigir la revista Wikén, en 1932, bastaron para acumular sobre su prestigio una lista larga y pesada de enemigos. Tan larga e importante, de hecho, que en la revista Hoy se les ocurrió enumerarla a modo de tributo cuando hubo que escribir el obituario del periodista (“uno de nuestros hombres mejores, más capaces y mejor inspirados”), asesinado poco antes de que terminara ese año. Se detallan allí sus campañas:

“Contra la Bolsa Negra.
Contra los servicios de Aseo y Jardines.
Contra la Guardia Blanca o Milicia Republicana.
Contra la Dirección de Caminos.
Contra el tráfico de drogas heroicas.
Contra el prefecto de Investigaciones de Valparaíso, Alberto Rencoret Donoso, por el asesinato del profesor Anabalón.
Contra la Sección de Investigaciones y contra sus jefes señores Armando Valdés, Diego Ruz, Carlos Alba y agente Carlos Vergara.
Contra don Manuel Vásquez, ex jefe del Departamento de la Habitación.”

Había muerto recién un hombre de rivales famosos, con nombre y apellido, ganados a puro reporteo y redacción inspirados más en un amor sincero por la investigación que en los ideales de izquierda que como joven lo azuzaban. Moría con Luis Mesa Bell una de las voces más importantes del periodismo de denuncia de los años veinte y treinta en Chile, pero, sobre todo, un símbolo de que no había otro modo de ejercer la crónica disidente que con una dedicación vital completa; consciente, incluso, de los riesgos extremos a los que se exponía en la época una voz atrevida con buena tribuna. Su asesinato alevoso mereció en su momento una indignación que contagió incluso al presidente Arturo Alessandri.

¿Pero quién sabe hoy algo de Luis Mesa Bell, más allá de su popular animita? Los reporteros, incluso los mártires, consiguen una fama heroica de corta duración. Pocas veces una muerte tan masivamente lamentada fue borrándose con tanta rapidez de la memoria nacional.
Los dardos de su prosa no apuntaban siempre a instituciones o personajes identificables; más bien, tomaban a estos como síntomas de dramas más amplios que el periodista gustaba de recordar apenas podía. Su breve paso por Wikén dejó esquirlas de una crónica opinativa y alerta a abusos hasta hoy reconocibles en el capital extranjero o en las prerrogativas de clase. Su pelea escrita con la Policía de Investigaciones marcó su fama y también su suerte.

El título de “primer mártir del periodismo chileno” de poco ha servido para mantener a mano su legado, impresionante, sobre todo, por la premura con que se forjó. No es rara la precocidad en el periodismo, pero la juventud le impuso a Luis Mesa Bell un excepcional deber de liderazgo en torno al oficio. Antes de los treinta años de edad, ya había sido editor de La Nación y director de El Correo de Valdivia y La Crónica. Sobre su paso a Wikén –primero como colaborador, luego como reportero y, al fin, como director– el escritor Claudio Rodríguez, curioso e investigador de su historia desde hace años, destaca que “de inmediato modificó el estilo liviano y de variedades de la revista por otro más agresivo e ideológico, semejante al que ya había desarrollado en La Crónica. Así se sucedieron las denuncias sobre los corredores de la Bolsa Negra, los servicios de Aseo y Jardines, las Milicias Republicanas (para infiltrarse en sus cuarteles se disfrazó de albañil), además del tráfico de morfina, heroína, cocaína y opio en el puerto de Valparaíso ante la inoperancia policial”. Es en todas esas páginas de archivo donde hoy resulta más confiable pesquisar pistas acerca de su personalidad:

“El sudor del obrero de la pampa se convierte en champagne que burbujea en Biarritz o San Sebastián. La sangre de los obreros lesionados en Sewell o Chuquicamata se juega a la ruleta en Montecarlo. ¡Hasta cuándo!” (8 de octubre, Wikén).

Sus textos atrevidos e increpadores fueron escritos con indisimulada urgencia, la de un hombre joven entregado a los riesgos de su osadía. Rodríguez cree que Mesa Bell habría sido el candidato ideal para sumarse al periodismo político sarcástico y encendido que se legitimó en Chile más tarde con la Unidad Popular: “Me lo imagino, no sé, avivando la cueca en el Clarín o en el Puro Chile”.

Los dardos de su prosa no apuntaban siempre a instituciones o personajes identificables; más bien, tomaban a estos como síntomas de dramas más amplios que el periodista gustaba de recordar apenas podía. Su breve paso por Wikén dejó esquirlas de una crónica opinativa y alerta a abusos hasta hoy reconocibles en el capital extranjero o en las prerrogativas de clase. Su pelea escrita con la Policía de Investigaciones marcó su fama y también su suerte. En varios textos de la época, Mesa Bell insistía en presentar a Investigaciones como un cuerpo más interesado en resolver conflictos políticos que de desorden o delincuencia. El último editorial escrito por el periodista se presenta como una carta al recién electo Arturo Alessandri en que le advierte sobre la miseria campante “que recibiréis como herencia de los malos gobiernos anteriores”:

“No le creáis, Excelencia, a la Sección de Investigaciones. Ella no os va a señalar jamás a los que verdaderamente conspiran contra vos y la tranquilidad social. Son el hambre, la miseria y la desesperación, y se alimentan con la ceguera y las torpezas de muchos de los que os rodean, esos mismos que especulan con la depredación de la moneda, que piensan enriquecerse con la consolidación de la deuda externa, que negocian con el salitre o con la acaparación de los artículos alimenticios. Vos no los toleréis a vuestro lado, excelentísimo señor”.

NOTA: Este artículo ha sido tomado de DOSSIER, medio virtual de la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales.




lunes, 9 de julio de 2012

PABLO DE ROKHA, EL BARDO ASESINADO POR EL SISTEMA

Por José G. Martínez Fernández.


Fuente: El Morrocotudo / Miércoles 07 de Noviembre de 2007

Título de esa ocasión: Pablo De Rokha, otra vez "Asesinado"
Televisión Nacional dice ser el Canal de todos los chilenos. Recientemente ese Canal realizó la selección de los 60 grandes chilenos de la historia, y para ello invitó a un grupo de intelectuales.

Entre los seleccionadores hay varios ganadores de Premios Nacionales durante los últimos 17 años. Los miembros del jurado también fueron 17. Hombres del mundo del arte: Gonzalo Díaz (artista plástico) y Fernando González (director teatral); hombres muy talentosos. Juan Pablo Cárdenas (periodista). Todos obtuvieron el Premio Nacional. Al igual que otras figuras bien elegidas, pero que tienen cierto "desapego" de lo que se llama héroe fundacional y "desapego" de lo que llamamos gran poeta.

Siendo los historiadores los que mejor pudieron resolver la historia, no lo hicieron. En representación de ellos estaban Sofía Correa, Cristián Gazmuri y Gabriel Salazar, entre otros.

Salazar también ganó el Premio Nacional de Historia, el mismo que se le ha negado a Luis Vitale, autor del ya clásico "Interpretación marxista de la historia de Chile". Aunque ambos lucharon contra Pinochet y fueron sus víctimas, hay una parte de nuestro Estado que no quiere a Vitale, especialmente por su libro "De Martí a Chiapas". Quien lea este libro lo entenderá. Lo malo es que encontrar libros de Luis Vitale no es tan fácil.

Salazar es Premio Nacional de Historia y, suelto de cuerpo, en una entrevista realizada hace unos meses, en la revista EL PERIODISTA, dijo que O'Higgins y Balmaceda, habían sido dictadores y asesinos y nombró a dos gobernantes más de la misma manera.

Pero no citó a Pedro Montt, el padre de la masacre de miles de obreros en la Santa María de Iquique; no citó a Carlos Ibáñez del Campo, autor de otras, incluyendo la desaparición de personas por ser homosexuales, hecho conocido durante mucho tiempo y que actualizó hace poco Pedro Lemebel.

Salazar no sólo obvió a esos dos, sino a todos aquellos que, habiendo sido gobernantes en períodos en que se produjeron matanzas, han tenido parientes en los últimos Gobiernos o que, desde el parlamento, han sido adeptos a ellos. Táctica clave la de él: "no quemarse" frente a un jurado que considera valioso ese silencio para otorgar los Premios Nacionales.

Todos los seleccionadores le dieron la mayor cantidad de votos a Andrés Bello, autor del Código que aún nos rige; en desmedro de O'Higgins, indudablemente el personaje más importante de nuestra historia. La mayoría, como ex-alumnos de la Universidad de Chile, votaron por el fundador de esa casa de Estudios. Importante el aporte de Bello; pero más importante es quien firmó el acta de Independencia luego de batallar en tantos lugares, y quien tuvo respeto por los aborígenes chilenos (mapuches) y el primero que expuso que los negros esclavos debían dejar de serlo. Y realizó una serie de otras obras. Y ese fue O'Higgins.

Sobre él pesa el que Pinochet haya osado comparársele. Dice al respecto Orlando Millas, ex ministro de Allende: "el empleo abusivo de un O'Higgins que el dictador trata de convertir en figura emblemática propia". Mientras en Chile la dictadura lo hacía "suyo", en el exilio le admiraban y defendían, aparte de Millas, Volodia Teiltemboim, Alejandro Witker, Andrés Pascal Allende y otros líderes de la izquierda chilena. En Chile era reconocida la admiración que Allende sentía por El Libertador. O'Higgins, además, atrajo la admiración de dos rivales poéticos: Neruda y De Rokha. Ambos le cantaron.

Como dice Joaquín Fermandois (Académico del Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile): "O'Higgins es el padre de la creación de la República, con un sólido mensaje".

Obviamente tampoco quedaron fuera de la lista: Lautaro, Ercilla, Balmaceda, Manuel Rodríguez, Arturo Prat, Aguirre Cerda, y varios más en el campo de la historia política y militar de Chile. Merecidamente.

En la historia del arte se hizo justicia con las presencias de Arrau, Violeta Parra, Roberto Matta, Rebeca Matte y otros.

En el campo de las letras, que es lo que más nos interesa, también se hizo justicia con la presencia (en narrativa) del enorme Manuel Rojas, pero se obvió -en acto de plena injusticia- el nombre Roberto Bolaño.

En poesía los nombres eran evidentes: Mistral, Neruda, Huidobro y los tres fueron considerados, pero aquí faltó el cuarto gran poeta. El bardo que cantó a las Bebidas y Comidas de Chile, que amó la patria como pocos, el que cantó las gestas de O'Higgins, Rodríguez, Balmaceda y Recabarren, entre otros héroes; el que cruzó la patria con sus libros en las manos. El que hablaba como los volcanes, con aquella voz que hacía temblar a muchos. Era, es, enorme. El poeta que amó a Chile y cantó a los pobres de Chile. Aquí faltó Pablo de Rokha.

Sí, el gran Pablo de Rokha.

Aquel que, sépalo Chile, está enterrado en un nicho envejecido de un conjunto de numerosos nichos muy envejecedidos. Allí los huesos de él junto a los de su amada Winétt. En un "nicho" en que apenas se lee su nombre y el de la dulce mujer que le acompañó siempre.

Pablo de Rokha, uno de los cuatro grandes de la poesía chilena, abandonado, tirado, solitario.

Ahora los jurados que eligieron a los 60 grandes de la historia de Chile por mandato de Televisión Nacional también lo abandonaron.

Cuando, en septiembre de 1968, Pablo de Rokha se quitó la vida, Carlos Droguett, entre lágrimas y rabia, dijo: "asesinaron a Pablo de Rokha".

Hoy podemos volver a decir que Pablo de Rokha ha vuelto a ser "asesinado".

Encontremos a este poeta-héroe que cantó a otros héroes en el único lugar que Chile le ha dado: un nicho envejecido, abandonado, solitario, como él mismo fue condenado a vivir. Está entrando por la puerta principal del Cementerio General. Allí hay dos enormes edificios de nichos, muy viejos. El poeta está en el edificio del lado derecho, al comienzo del mismo, en la parte baja. A veces hay flores, a veces sólo la soledad. La misma soledad del gran poeta.

Lo buscaba hacía años. Sólo sabía que estaba en el Cementerio General. Preguntaba por De Rokha o Carlos Díaz Loyola. Búsquedas inútiles.

Al fin, el año pasado, una persona -al parecer un cuidador- me dijo dónde estaba sepultado el gran Pablo de Rokha. Y me lo dijo con un sentimiento profundo. Con un respeto enorme. Aquel hombre del pueblo, seguramente, sí sabía que Pablo de Rokha había sido un cantor de los trabajadores. Y por eso su manera de decirlo y por eso su respeto y su sentimiento.


FUENTES:
"Carta magna del continente", Pablo de Rokha, Edit. Multitud, 1949.
"Fusiles de sangre", Pablo de Rokha, Edit. Multitud, 1950.
"Arte grande o ejercicio del realismo", Pablo de Rokha, Edit.Multiutud, 1953.
"Pablo de Rokha, guerrillero de la poesía", Mario Ferrero, Edic. Alerce, 1967.
"De O'Higgins a Allende", Orlando Millas, Libros del Meridión, sin fecha.


NOTA: Este artículo fue publicado por varios diarios digitales y por la revista literaria digital CINOSARGO que dirige el joven intelectual Daniel Rojas Pachas, hace ya cinco años, teniendo -en total- millares de lecturas.

jueves, 21 de junio de 2012

CUANDO EL NORTE DE CHILE QUISO SER INDEPENDIENTE

Por José G. Martínez Fernández.
 
CHILE: Hace 80 años el Norte grande de Chile aspiró a la separación del Estado chileno. En Antofagasta. Una década antes, cuando se discutía el plebiscito de si Arica pasaría a manos del Perú o de Chile, dicen que existió un pequeño movimiento.
Fue casi una caldera Antofagasta en 1932. Allí se produjo un intento separatista que intentó desligar al Norte Grande de Chile del resto del país.
Clandestinamente se trabajó bastante para un entendimiento entre el norte chileno con las provincias, también nortinas, de Argentina y algunas de Bolivia y con una mínima parte brasileña. Se pensaba que unidas estas zonas podrían formar un nuevo Estado, el que tendría una gran capacidad productora. En esa tarea se desplegaron agentes separatistas en todas las regiones señaladas.
Aunque la mayoría de los nortinos no eran partidarios de lo que ellos consideraban una utopía, otros soñaban con el nuevo Estado y ello tenía en ascuas a los habitantes antofagastinos y nortinos que no sabían a qué atenerse. Al fin de cuentas el movimiento era fuerte ya que contaba con el apoyo de parte del ejército de esa zona. Por ende tenía un poder interesante. Comité Civilista de Antofagasta se llamó la Agrupación que solicitaba la expulsión de un alto número de la oficialidad militar de esa ciudad.
Las razones de las molestias en ella radicarían en la falta de preocupación por la ciudad de parte de los gobiernos que, entonces, se habían sucedido constantemente. El centralismo de que Antofagasta se sentía víctima era una cosa muy viva también en Concepción y en varios otros puntos de Chile.
A la inversa había ocurrido en Arica, cuando ésta, bajo la dirección de Chile, era disputada por este país y por Perú. Eso en los años 20, los cercanos al bullado plebiscito. La diferencia radicaba que los separatistas locales eran muy pocos. Casi contados con los dedos de una mano. Basado en ese hecho yo he escrito una novela, LA INDEPENDENCIA DE ARICA, inconclusa aún, que relata verdades y ficciones. Impresionantes hechos que tocan el corazón y la imaginación.
Buenos y malos personajes, nombres reales e inventados están allí.
Pero volvamos a lo de Antofagasta.
Allá se planteaba que, desde Santiago, se resolvían todas las cuestiones ajenas a ellos y que el norte de Chile sufría por ello. Lo mismo pasaría en zonas de Argentina, Bolivia y Brasil.
El Ejército participaba con fuerza. Era tan importante esto que a 22 oficiales –generales y coroneles- se les pidió su salida.
Fue tan fuerte este movimiento que el general Bartolomé Blanche renunció a la Vicepresidencia de la República y dejó el Gobierno en manos del presidente de la Corte Suprema: Abraham Oyanedel.
Blanche había sucedido en el Gobierno a Carlos Dávila y se había transformado en Presidente Provisional de Chile.
La sublevación militar de Antofagasta –sumada a la de Concepción- era un peso enorme sobre sí.
Mucho faltó para que el Norte de Chile fuese una República Independiente.


NOTA: Este artículo fue publicado por el sitio PERIODICOLEA sin citar al autor. UN VERDADERO ROBO de la citada publicación. El autor permite la reproducción de sus artículos, pero mencionando su autoría, lo que respetan la ABSOLUTA MAYORÍA de los medios periodísticos, tal como lo hicieron, con este mismo texto, DECENAS DE OTROS MEDIOS.
Denunciamos a PERIODICOLEA por ello.