martes, 2 de octubre de 2012

Jecar Nehgme: consecuencia, decencia y heroísmo de un líder

Traen a la memoria (aunque está allí permanentemente) el nombre de Jecar Nehgme, asesinado vocero del MIR, último héroe que se resistió a la crueldad de una dictadura. Traen su nombre porque no hay justicia.Por José Martínez Fernández
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17 de Febrero, 2009 09:02
Foto/.patricio
Cuando todos en Chile pensábamos que en su agonía la dictadura no manifestaría más que alaridos y disparos al azar, remojones y palos a lo que protestaban contra ella, cosas a las que la democracia, sucesora de ella, también nos tiene acostumbrados, estábamos en un grave error.
La dictadura, es decir sus serviles, la noche del 4 de septiembre de 1989 (fecha emblemática), tendieron una emboscada a un hombre que iba solo –y sin ninguna arma- por calle Bulnes, cerca de la Alameda. Aquí en Santiago de Chile.
Digo hombre, pero era un joven. Un buen e idealista joven.
Jecar Nehgme Cristi JAMÁS ATACÓ A NADIE, JAMÁS USÓ UN REVÓLVER. Y allí –viéndolo solo- los serviles de la dictadura (CNI) le acribillaron.
Por ese hecho este caso se convierte en uno de los crímenes más cobardes hurdido por los sicarios del régimen militar y la mayor vergüenza que pueda caer en la historia del Chile reciente.
Al menos Miguel Enríquez y otros estaban armados, preparados, para enfrentar a un enemigo poderoso. Y lo hicieron. Al menos muchos militantes miristas, socialistas, comunistas, y uno que otro anarquista, estuvo con su arma al lado, para defender sus principios… ya fueran errados o no.
Pero a Jecar Nehgme lo mataron cuando caminaba tranquilamente por una calle de Santiago, cuando esa calle era cubierta por la noche, cuando él, joven de una inteligencia y liderazgo escasos, iba a su casa o a cualquier lugar.
Y lo mataron por eso. Porque, como diría Miguel de Unamuno, hay quienes odian la inteligencia…¡Y harto inteligente era Nehgme!
Los sicarios que no sabían más que usar sus armas contra un hombre desarmado tuvieron su festín. Lo acribillaron.
Hasta hoy la familia de Jecar Neghme Cristi busca justicia. Sus asesinos han sido condenados a penas mínimas y remitidas. Todos están libres. ¡Qué singular país es éste en que los asesinos no purgan sus delitos en la cárcel!
Ante ese hecho la familia va a recurrir a una Corte Internacional de Justicia. ¡Qué lo haga! Porque nuestro gobierno no es capaz de poner las barbas en remojo a estas resoluciones infames de los tribunales.
Nuestra democracia debilucha no ha sido capaz de hacer una “vocería” (que sí hace para criticar a los mapuche) contra esa injusticia.
Pero hay una cosa clara. Los asesinos de Nehgme estarán en el panteón de los olvidados, de los sicarios que entran sólo a la historia del horror.
Jecar Nehgme Cristi es un hombre que ha quedado en la memoria de Chile. Es un caso en que la dictadura no puede alegar enfrentamiento falso o verdadero. Es simplemente un crimen. Un espantoso crimen.
Un crimen contra un líder, un hombre cuyo pecado único fue luchar con sus ideas contra el régimen que nos echó mucha noche en nuestras vidas.
Por eso muchos le quieren, por eso muchos le admiran. Y se sabe que él es digno sucesor de Luciano Cruz, de Nelson Gutiérrez, de Arnoldo Ríos y de tantos otros rebeldes, que creyeron en la utopía de un Chile distinto.
Sus asesinos (lumpen militar-proletario) gozan de libertad física. Son oficiales de baja graduación, ordenados, mandados seguramente por altos mandos. Si tienen conciencia (no lo creo) deben tener pesadillas.
Y si no la tienen por ello deben tenerlas, al menos, por haber matado al dirigente social chileno más bueno de los años ochenta. Un joven que jamás ocultó su cara para criticar la oscuridad en que Chile vivía.
 
(Este artículo se publicó en varios diarios digitales y en el sitio de recuerdo del dirigente mirista y en otros medios en febrero de 2009).

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